Globalización económica

Entender la globalización (primera parte)
Una serie sin precedentes de metamorfosis económicas, sociales y culturales precipitadas y complejas sucedieron durante las últimas décadas del siglo XX. Los muros y barreras entre naciones se desploman y la brecha económica se ha agrandado cada vez mas. La globalización abarca un proceso de creciente internacionalización del capital financiero, industrial y comercial, nuevas relaciones políticas internacionales y el surgimiento de procesos productivos, distributivos y de consumo, así como una expansión y uso intensivo de la tecnología sin antecedentes.

Otro tema que crea discordia es su peso en el orden mundial; por un lado, están los que dicen que es la causa de todos los males que atañen a la humanidad hoy en día, por otro, los partidarios de que con sus alcances y tamaño puede mejorar condiciones de vida y determinar la paz y prosperidad mundiales y, por último, los que no son tan extremistas y le adjudican cuotas, tanto de bien como de mal.

Los movimientos históricos que se sucedieron a través de los siglos y que establecieron lentamente un sistema que facilitó la expansión del capitalismo comercial, en el que se reafirmó el predominio exportador de bienes económicos y culturales y, a su vez, se dio inicio a procesos que vislumbraron el surgimiento de espacios que promovieron e intensificaron un modo particular de vida a nivel social, cultural, político y económico en todo el mundo.

La globalización, es entonces un modo de expansión del capitalismo actual que, sin lugar a dudas, nació en los siglos XVI y XVII con el imperialismo y la Revolución Industrial, hechos que crearon un modelo en el que hoy día se hace un especial énfasis, dinámica que desde el orden económico, estimula preferentemente una demanda más homogeneizada de los consumidores a nivel internacional y variados tipos de asociaciones, alianzas y conexiones económicas.

Este proceso, está acompañado también de disposiciones de orden político y cultural que conforman en el escenario mundial, una nueva definición de los papeles que cumplen los gobiernos, Estados, empresas, organizaciones no gubernamentales (ONGs), etc. en los lineamientos estratégicos de poder y en la concentración de esfuerzos por no claudicar ante la meta última y salvadora de conquistar mercados mundiales que trasciendan las economías nacionales. Esto lleva a una competencia "maquiavélica", donde lo único que importa es lograr mejor calidad de producción para alcanzar más mercados, aunque esto vaya en detrimento de los seres humanos.

La mayor articulación de las economías de mercado se cumple por varios factores: a través del crecimiento de la inversión extranjera directa, el aumento de las empresas de responsabilidad compartida (joint venture), y la integración de los mercados financieros internacionales. Gracias al mayor flujo de información (comercio electrónico), este mercado de capitales goza de una apertura que le permite operar más allá de las regulaciones nacionales. El aumento del capital de corto plazo dentro del flujo global de capital internacional genera mayores posibilidades de inestabilidad económica y social.

La decisión de abrir el mercado nacional y local, por parte de quienes definen las políticas gubernamentales, se implementa a través de políticas fiscales, presupuesto, tasa de cambio e impuestos. Históricamente, los gobiernos que sufren una escasez crítica de capital financiero se han visto en la necesidad de tomar tales medidas, debido a los condicionamientos que las instituciones financieras bilaterales y multilaterales ponen a sus préstamos.

Éstas exigen que los gobiernos tomen políticas fiscales acordes a la globalización. Pero, es obvio que si esas políticas de ajuste estructural no van acompañadas de políticas sociales apropiadas (alivio a la pobreza, cuidado de la salud, educación, etc.) excluirán a los pobres de los beneficios del crecimiento económico e incluso determinarán su mayor empobrecimiento.

El mecanismo de condicionar el otorgamiento de créditos a la adopción de dichas políticas ha sido el principal instrumento para obligar a los países pobres a la liberalización, privatización, desregulación y retirada del Estado en las actividades socio-económicas. El condicionamiento de los créditos se ha convertido así en el principal mecanismo para la difusión mundial de paquetes de medidas macroeconómicas que cuentan con el beneplácito de los gobiernos de los países desarrollados.

Junto con la mayor apertura en el flujo de bienes y capital, se pueden ver contradicciones en las políticas nacionales de los países industrializados que promueven la globalización. Por ejemplo, las políticas de migración de muchos países, que restringen el movimiento poblacional a través de la frontera, son contrarias a la creciente liberalización del mercado de capital financiero, bienes y servicios.

La globalización y el incremento de la desigualdad

Según Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, el proceso de globalización es posible gracias a opciones políticas nacionales e internacionales que han permitido una rápida liberalización financiera, comercial y de las inversiones. Si bien es cierto que los países del tercer mundo participaron de este proceso de integración, fueron los gobiernos de los países industrializados y las instituciones internacionales los que tomaron las decisiones políticas.

A su vez, Khor, en su libro La globalización desde el sur, hace hincapié en que éste es un proceso muy desigual, en el que no hay una distribución equitativa de las pérdidas y beneficios. Este desequilibrio hace que se agrande la brecha entre los pocos países y corporaciones que obtienen las ganancias del proceso y las muchas naciones y sectores sociales que resultan perdedores o quedan al margen, señala Khor.

La mayoría de los países en desarrollo quedan excluidos del proceso o participan de él marginalmente, muchas veces en contra de sus propios intereses. Por ejemplo, la liberalización de las importaciones puede perjudicar a los productores nacionales mientras que, en el campo de las finanzas, puede causar inestabilidad.

Por lo tanto, la globalización afecta de manera diferente a los países, depende de si son desarrollados o no. Este fenómeno se puede explicar de la siguiente manera: crecimiento y expansión en las naciones que lideran el proceso o que participan completamente en él, crecimiento moderado o fluctuante en ciertas economías que intentan incorporarse al marco de liberalización y globalización, y marginación o deterioro en los númerosos países que no logran superar problemas acuciantes como el bajo precio de los productos básicos o el de la deuda, que no pueden resolver los conflictos acarreados por la liberalización y que no se benefician de las oportunidades de exportación.

En sucesivos informes de desarrollo humano realizados por PNUD, se puede ver cómo la relación económica entre los países ricos y pobres se acrecenta cada día más. En 1992, el ingreso promedio del 20% de las personas más ricas del mundo (en su mayoría residentes en el Norte) era 150 veces mayor que el del 20% de las personas más pobres del mundo (residentes en su mayoría en países del Sur). Esta relación se había multiplicado por 30 desde 1960.

En 1965, el promedio de ingresos por persona en el grupo de los siete países más industrializados del mundo (G-7) era 20 veces mayor que el de los siete países más pobres del mundo. En 1995, la misma proporción aumentó a 39. La parte de ingresos que recibe el 20% más rico ha aumentado en casi todas partes desde comienzos de los años 80, mientras que los más pobres no han mejorado en absoluto su condición. Los ingresos de la clase media de los países en desarrollo también se derrumbaron. El aumento de la desigualdad se nota porque cada vez hay más países en desarrollo que tienen problemas y eso ocurre en todas las regiones del mundo.

Algunos aspectos de la desigualdad creciente son particularmente preocupantes. Primero, la progresiva concentración del ingreso nacional en manos de unos pocos no se ha traducido en un aumento de las inversiones ni en un crecimiento más veloz. En segundo término, los factores que provocan las disparidades en el mundo globalizado son también los que desestimulan la inversión y dificultan el crecimiento.

Al sur del sur

La mayoría de los países del tercer mundo no ha podido aprovechar los supuestos beneficios de la globalización debido a numerosas debilidades. Los países en desarrollo que ya eran económicamente frágiles porque carecían de capacidad económica interna y tenían una infraestructura social endeble a causa de la experiencia colonial se debilitaron aún más por la disminución de los precios de exportación, el declive de los términos de intercambio y el problema de la deuda externa.

Las condiciones políticas ligadas a los paquetes de renegociación de créditos fueron un obstáculo para la recuperación de varios países y llevaron a un mayor deterioro de los servicios sociales. Dada la diferencia de capacidades entre las economías desarrolladas y las subdesarrolladas, el desarrollo tecnológico -principalmente en el área de información y comunicaciones- llevó a agrandar la brecha. Dada la ausencia de condiciones y la falta de preparación, la rapidez con que se llevó a cabo la apertura provocó más daños que beneficios.

Las debilidades de los países en desarrollo se deben, en parte, a que carecen de fuerza en las negociaciones internacionales. El endeudamiento y su dependencia de los donantes y de los créditos otorgados por organismos multilaterales llegaron a una pérdida de la capacidad de negociación, incluso en cuanto a las condiciones de los créditos.

Los países industrializados están bien emplazados para decidir la agenda de la globalización; tienen buena organización interna, departamentos con personal capacitado para ocuparse del comercio y de las finanzas internacionales, académicos que participan y debaten sobre el tema, y grupos de expertos que ayudan a la hora de obtener información e implementar políticas y estrategias.

En cambio, los países subdesarrollados no tienen una buena organización interna; carecen de personal especializado, sobre todo debido a la rapidez con que se desarrollan la globalización y las negociaciones respectivas. Las relaciones entre los sectores académicos, ONGs y los gobiernos son, casi siempre, muy frágiles.

01/12/2003

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