Globalización cultural

Entender la globalización (segunda parte)
Una serie sin precedentes de metamorfosis económicas, sociales y culturales precipitadas y complejas sucedieron durante las últimas décadas del siglo XX. Los muros y barreras entre naciones se desploman. La globalización como fenómeno cultural ocurre, al igual que en la economía (ver primera parte de este informe), a partir de la expansión del capitalismo en el mundo. Todas las civilizaciones y países están entrando en una categoría única y los grandes medios de comunicación se han constituido en el vehículo para establecer la hegemonía en el ámbito cultural.

El concepto de globalización en su carácter general se presenta de forma ambigua, al admitir distintos contenidos. Esto muestra a las claras que este proceso es una tendencia histórica resultante de distintos procesos sociales de alcance mundial, que apuntan hacia una sinergia global, interconectando diferentes regiones y países, incluyendo no sólo el aspecto económico, sino también el social, ideológico y cultural.

Los aspectos culturales han acompañado a los procesos comerciales, políticos y de consumo, por lo que la dimensión social y cultural de la globalización está profundamente vinculada a una visión más orgánica y técnica del capital, una mayor intensificación de las relaciones sociales de producción con el avance del colonialismo, los cuales, en su conjunto han puesto en contacto las más diversas costumbres de vida.

Se puede asegurar que el contenido social y cultural como proceso que remite a la dinámica de la globalización ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, y principalmente, su mayor omnipresencia ha sido asociada a las relaciones capitalistas de producción.

En lo que respecta a la dimensión cultural de la globalización, la misma es vista desde distintos enfoques; por una parte, la globalización es un proceso objetivo, resultado del desarrollo de las fuerzas productivas y de la cada vez más desplegada intensificación de las relaciones sociales de producción a lo largo y ancho del escenario mundial intervinculando localidades distintas y distantes, en un mundo heterogéneo en lo económico, social, cultural, demográfico, político e histórico.

Por otro lado, están los que la definen como: "la fase actual de la modernidad entendida como un inetntÓ de unificar los imaginarios culturales mundiales". Este concepto expone que la globalización en lo cultural tiene como centro a la modernidad, la que puede ser entendida de diversas formas. Por un lado, se la alude como una noción de progreso y sin embargo, por otra parte, es interpretada como una visión totalizadora de la realidad, como un fenómeno que no tiene un conjunto de valores o intereses en sí misma, y que se conforma por medio de una matriz del poder y las estructuras del sistema de clases donde está arraigada.

También aparece, en un plano más general, la concepción de globalización entendida por algunos analistas como la vocación homogeneizadora en lo económico, político y cultural, haciendo referencia a un contexto en el que ejercen un poder absoluto los actores transnacionales y la presencia de tendencias centrípetas que dominan y diseñan el eje del escenario en que se mueve la sociedad global. Este plano de movimiento de la globalización es lo que se conoce como globalización versus cultura.

¿Hasta dónde es posible?

Según el doctor y congresista Miguel Jusidman, la globalización es un fenómeno que no podemos detener, y aunque las argumentaciones del valor de la misma son brillantes, falla en la presunción de que los principios y los valores son comunes, universales, permanentes e incluso generalmente aceptados.

La globalización es, en escencia, un modelo generado por las culturas del Norte, es decir, la cultura estadounidense y la europea; las regiones que se pretenden globalizar son origen de culturas con características específicas, que en un principio nacieron en ciertas condiciones geográficas, con orografía e hidrografía, con climas y calidad de tierras específicos, y con floras faunas particulares, entre otras, señala Jusidman.

Según el congresista, estas condiciones crearon conductas en los grupos humanos que las habitaron, generando con ello culturas que se manifiestan a través del idioma, religión, arte, arquitectura, alimentación, vestido, forma de educar, folclore, la forma de trabajar, etc. La globalización puede implicar una confrontación entre las características de este fenómeno con las particulares de cada pueblo, como por ejemplo el manejo del poder, las habilidades o características en la forma de comercio, la calidad de vida y los estilos o formas de trabajo.

La imposisión de un modelo de conducta extraño al grupo puede implicar una posible pérdida de identidad que genere desconfianza y resistencia a los cambios. La falta de una comprensión cabal de cómo los cambios afectan la vida de la sociedad y con ello la de cada individuo que la conforma también genera desconfianza y trae aparejada una resistencia al cambio, agregó Jusidman.

Quien a su vez, indicó que las personas se transforman cuando ven en el cambio un verdadero beneficio para sí mismas y para sus allegados. El tratar de imponer modelos de comportamientos extraños y a veces ajenos a la cultura "natural" de la sociedad y sus individuos conduce a que sean generalmente rechazados en forma abierta o simplemente practicados sin convicción y por lo tanto con poco efecto real.

"No podemos esperar que nuestros indígenas, en un corto período de tiempo, se comporten como grandes capitalistas o que modifiquen su visión cósmica por una visión práctica y productiva", -ejemplificó-

La cultura y los medios de comunicación

Para Florence Toussaint, docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la vertiginosa carrera con el objetivo de globalizar todo, arrastra todo a su paso, lo bueno y lo malo. Los hombres se ven envueltos en un torbellino del que no saben cuándo saldrán o si quieren hacerlo. En muchas circunstancias no están conscientes hacia dónde van, pero se ven compelidos a seguir adelante. El desarrollo y la modernización son movimientos de fondo que arrastran hasta a quien se les opone. En una sociedad así es inevitable que "todo lo sólido se desvanezca en el aire", apunta la docente.

En el terreno sociológico, Anthony Giddens ha escrito extensamente sobre globalización y modernidad; se ha ocupado de este asunto desde la óptica de la ciencia social pero mirando sobre todo el lado cultural del fenómeno. Giddens considera la globalización como un resultado del intenso proceso de comunicación entre diferentes regiones por el cual éstas se vinculan a través de redes de intercambio en todo el globo.

Los llamados medios masivos, con su irrupción acelerada en el mundo moderno, han transformado sin duda las nociones tanto de cultura como de comunicación. El universo simbólico no es el mismo desde que la atmósfera se pobló de ondas hertzianas, las azoteas de antenas, las calles de salas cinematográficas, cables, anuncios espectaculares y las casas de receptores de radio, televisión, video, teléfono, fax.

La comunicación nunca antes había tenido tantos instrumentos para desplegarse en todos sentidos, entre tanta gente, con tanta intensidad y en lugares tan apartados entre sí. Las voces se han amplificado, grabado, reproducido por miles y millones. Las imágenes que llegan a nuestro cerebro en una semana de programación televisiva no tienen relación alguna con aquellas que un habitante del siglo XIX pudo haber visto en toda su vida.

La cultura popular ha sido absorbida por los medios audiovisuales que con métodos de producción industrial han resemantizado historias, tradiciones, fiestas y personajes e inventado muchos otros a partir de elementos originalmente nacidos entre los grupos sociales. Tal hecho produce identificación de la gente con los productos masivos y permite arraigar esta producción como parte del imaginario colectivo.

Así, poco a poco, la cultura tiene en los medios audiovisuales una fuente importante de creación y de transformaciones. Y en la medida en que los medios se vuelven cada vez más omnipresentes en la vida cotidiana de los habitantes del planeta, es esa cultura la que permea y se va volviendo dominante conforme pasa el tiempo y aumenta y se consolida la exposición a sus productos: la cultura de masas, cultura industrial de la modernidad.

16/12/2003



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