Según Alberto Minujín, "Los nuevos pobres son aquellas personas que nunca antes fueron pobres, que poseen características educacionales, sociales o culturales propias de la clase media y que al caer sus ingresos no pueden seguir accediendo a los bienes y servicios a los que estaban acostumbrados: vivienda, salud, educación, cultura".

 

12/09/2003
Pobreza
Había una vez la clase media

Millones de latinoamericanos que hace dos años atrás eran parte de lo que llamamos "clase media latinoamericana", hoy forman parte de las franjas más pobres de la sociedad o incluso viven en la indigencia. Sin lugar a dudas, la clase media en Latinoamérica está en vías de extinción.

Las crisis económicas, la corrupción, las recetas de los organismos multilaterales de préstamo, la apertura sin control de los mercados, entre otras causas, son responsables de esta especie de exterminio de la clase media. La brecha entre ricos y pobres siempre ha existido, en América como en cualquier parte del mundo, pero la existencia de la clase media había servido de amortiguador de las diferencias entre unos y otros.

Hoy, la diferencia entre ricos y pobres es más notoria y no hay ningún pronóstico de que la desaparición de la clase media sea reversible, la creación de una nueva masa de gente denominada "los nuevos pobres" parece haber llegado para quedarse. Aunque el término "clase media" es difícil de definir, los economistas han diseñado modelos de clasificación para colocar a cada latinoamericano en el escalafón económico social que le corresponde.

Por ejemplo, en Argentina, si una familia de cuatro integrantes recibe en promedio 243 dólares en forma de ingresos mensuales, será capaz de afirmar que no es pobre; al menos cubre las necesidades básicas, tanto alimenticias como de servicios, y por ende forma parte de la clase media.

Lo mismo ocurre en Perú, Ecuador, Uruguay, Chile, Bolivia o en cualquier parte del mundo: los ingresos determinan a qué clase pertenece cada individuo. Sin embargo, más allá de los cálculos que puedan hacer los economistas, la gente común tiene su propia definición.

Yo soy clase media; ¿y vos?

Bajo esa percepción, la mayoría de los latinoamericanos se ubicaban a sí mismos dentro de las filas de la clase media, con la salvedad de países como Bolivia o Perú, donde siempre existieron extremos muy marcados. Esto sucedía antes de que se desatara la reciente crisis económica que llegó a ser la peor en la historia de países como Uruguay y Argentina, donde la clase media siempre ha representado un importante porcentaje de la población total.

Dentro de la clase media se encontraban intelectuales, profesores universitarios, los que tenían casa propia y los que no tenían pero podían alquilar, taxistas, pequeños comerciantes, asalariados -un sinnúmero de personas que compartían un denominador común- no ser ni tan ricos ni tan pobres.

Sin embargo, hoy la historia ha cambiado. La mayoría de los que se consideraban clase media hace un par de años, ahora forman parte de una nueva masa de gente denominada "los nuevos pobres". El sociólogo argentino Alberto Minujín los define perfectamente: "los nuevos pobres son aquellas personas que nunca antes fueron pobres, que poseen características educacionales, sociales o culturales propias de la clase media y que al caer sus ingresos no pueden seguir accediendo a los bienes y servicios a los que estaban acostumbrados: vivienda, salud, educación, cultura".

Para tener una idea de la velocidad de extinción de la clase media en Latinoamérica basta con mirar el siguiente ejemplo. A mediados de los años 70 en Argentina, cuando la distribución de la riqueza alcanzó el máximo nivel de equidad en el país, el 70% de los consultados en encuestas afirmaba pertenecer a la clase media.

Tres décadas más tarde, sólo el 25% de los argentinos se considera "clase media". Este pasaje de la clase media a "nuevos pobres" también puede apreciarse en cifras. En el área urbana argentina, los pobres casi se duplicaron entre 1999 y 2002, pasando del 23,7% al 45,4%; la indigencia se multiplicó por tres, aumentando de 6,7% a 20,9%, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Esta historia se repite en otros países de Latinoamérica. En Uruguay, la clase media uruguaya rondaba el 65% de la población en la década de los 80, hoy en día, sólo el 45% de la población se considera clase media. Los "nuevos pobres" incrementaron el número de los ya pobres, del 9,4% en 1999 al 15,5% en 2002.

Aunque las cifras son de América del Sur, donde la clase media siempre ha significado un porcentaje alto del total de la población, es importante tener en mente ejemplos más críticos, como en Bolivia o Perú, donde la clase media comenzó a extinguirse casi desde la época de la conquista o, simplemente, nunca ha existido.

Los nuevos pobres

El auge de principios de los años 90 sirvió para lograr más acceso al crédito y que muchos individuos pasaran a engrosar nuevamente las filas de la clase media. Sin embargo, la alegría duró poco y con la aplicación de las "reformas estructurales" recomendadas por el FMI (que implicaba menor gasto público, es decir, gastar menos en educación y salud), la situación empeoró golpeando más que nada a la clase media. Los que ni tenían mucho ni tenían poco despertaron un buen día sin nada.

Hoy, más de 220 millones de personas en Latinoamérica no pueden cubrir sus necesidades básicas (alimentación, salud, vivienda), cifra que se traduce en el 43,4% del total de la población, mientras que los indigentes ascienden al 18,8%, unos 95 millones de personas.

Según Mariana Martínez periodista de BBC Mundo, por ahora, es más probable que la "clase media" sea exhibida en un museo o colocada en la lista de especies en "vía de extinción" que a algún gobierno se le ocurra una salvadora receta económica que le devuelva a la clase media lo que las malas administraciones les han quitado.





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