Las caras del NEPAD La crisis que afronta África hoy es el resultado de errores a todos los niveles, tanto dentro del continente como fuera. Los esfuerzos realizados por los líderes africanos desde enero de 2001 y los compromisos adoptados por los líderes del G8, en Canadá en junio de 2002, para combatir estos problemas hacen, a primera vista, vislumbrar una luz de esperanza para el desarrollo y la paz en el continente africano. En África, la escalada de la pobreza es abrumadora. Basta con mirar algunos indicadores: 300 millones de personas viven con menos de 1 dólar al día; la esperanza de vida, en la actualidad de 46 años, está disminuyendo debido a la pandemia de sida; más de un tercio sufre malnutrición y alrededor del 40% no tiene acceso a la educación; 28 millones de personas están infectadas por el sida y más de 100 millones conviven con las guerras. En Enero de 2001 el presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, acudió al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, para presentar una propuesta de desarrollo para África llamada "Programa de Renacimiento Africano del Milenio". Luego de idas y venidas finalmente en 2002 Mbeki lanzó la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) En Julio de 2001 Mbeki, presidente sudafricano, llevó la propuesta a la cumbre del Grupo de los 8 (los siete países más industrializados del mundo y Rusia, G8) en Génova, Italia. Luego de revisar la propuesta los líderes del G8 solicitaron la inclusión de aspectos que aseguraran la transparencia y el control de la corrupción e invitaron a los gobiernos africanos a la siguiente cumbre en Kananaskis, Canadá en Junio de 2002. En base a los requerimientos del G8 y luego de consultas con las instituciones financieras internacionales y los líderes de Nigeria y Argelia, Mbeki lanzó la "Nueva Alianza para el Desarrollo Africano" (NEPAD). En Kananaskis el G8 presentó su propio "Plan de Acción en África" comprometiéndose con el proceso iniciado por NEPAD. En el año que siguió a esta cumbre el compromiso del G8 no tuvo acciones concretas de envergadura y el entusiasmo originado en Canadá dió lugar a esceptisismo y falta de expectativas frente al proceso. Los líderes africanos fueron nuevamente invitados a la cumbre del G8 en Evian, Francia, en junio 2003, en la que, si bien se realizaron promesas de asistencia al desarrollo en África, quedaron sin abordarse temas fundamentales para la población africana como, por ejemplo, el acceso a medicamentos a bajos precios. Algunos analistas, incluso, temen que las propuestas realizadas no se concreten o, lo que es peor, terminen beneficiando a empresas privadas del Norte mediante la privatización de servicios públicos tales como el agua y la electricidad. En su formulación original el objetivo principal de NEPAD era atraer inversión directa extranjera en energía, agricultura, comunicaciones y recursos humanos. Los partidarios de NEPAD esperaban que con una inversión pública y privada anual de 64 mil millones de dólares se pudiera obtener una tasa de crecimiento del 7% en los países participantes. Bajo los términos de NEPAD los países africanos aseguraban transparencia y credibilidad a cambio de la ayuda financiera. Para asegurar la "gobernanza" y monitorear la utilización de los fondos se propuso un sistema de "evaluación entre pares". En cualquier caso, cualquier dinero destinado a NEPAD estaría fuertemente condicionado y restringido a los países que cumplieran los criterios políticos y económicos del G8. ONGs en contra La respuesta al NEPAD por parte de organizaciones no gubernamentales (ONGs), sindicatos e intelectuales africanos ha sido fuertemente crítica debido al paradigma neoliberal que promueve, alineada con las políticas de los países industrializados, en particular los pertenecientes al G8. Un foro desarrollado en África para evaluar las perspectivas de NEPAD concluye que éste sigue los mismos principios neoliberales que han sido blanco de fuertes críticas por parte de la sociedad civil debido a su responsailidad en el incremento de la brecha entre ricos y pobres. Por otro lado, los promotores de NEPAD han excluido de la propuesta a la sociedad civil africana, que debería haber jugado un rol fundamental en la concepción, diseño y formulación de la misma. Los actores de la sociedad civil entienden, además, que NEPAD promueve la adopción de medidas sociales y económicas que contribuyen a la marginalización de las mujeres. Por otra parte, según críticos, la propuesta de NEPAD para el alivio de la deuda externa representa un paso atrás respecto a las demandas planteadas por el movimiento del Jubileo. |
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