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En 1998 se autorizó el pasaje por la selva del gasoducto Norandino. Durante la construcción se produjeron dos explosiones seguidas de incendios. Según expertos de Greenpeace, los desmontes pueden llegar a generar un impacto hambiental 1.500 veces superior al del gasoducto.

 

18/08/2003
La selva argentina tiene fecha de vencimiento

Según expertos de varias organizaciones internacionales, de seguir la tala indiscriminada, así como, la destrucción de los ecosistemas, la selva argentina será un recuerdo en el año 2008. Sólo en julio fueron taladas más de mil héctareas, de la selva que fera declarada en 2002 reserva de biosfera por la UNESCO.

Cuando el jaguar era el rey de las selvas americanas nunca imaginó que seriá remplazado por plantaciones de alubias. Al pie de las Yungas, selvas del noreste argentino que se extienden desde la frontera con Bolivia hasta el límite entre Tucumán y Catamarca, se encuentra el ambiente natural más amenazado de extinción del país. Es la denominada selva pedemontana, que cubría originalmente más de un millón y medio de héctareas y que hoy subsiste en apenas una 50.000, localizadas en las provincias de Salta y Jujuy. La selva concentra, en tan sólo el 2% del territorio argentino, la mitad de la biodiversidad de está nación.

Ese resto de selva pedemontana sigue siendo objeto de un desmonte muy intenso, generalmente permitido por los gobiernos provinciales sin que medien, al respecto, mayores precausiones y ante el silencio de las autoridades nacionales. El desmonte, que procura transformar esas extenciones en plantaciones de caña, poroto, algodón o soja, está eliminando toda posibilidad de que las provincias de Salta y Jujuy obtengan réditos considerables a partir del manejo forestal responsable de la selva. En efecto, por lo menos diez especies de árboles que abundan en la selva pedemontana despiertan, hoy día interés forestal. El lapacho rosado, el urundel, el roble y el magnífico cedro salteño son algunas de ellas.

La tala amenaza a varias especies de las Yungas que, desde 2002, fue declarada reserva de biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). "El 35% de los mamíferos de Argentina habita estas selvas, el último refugio para la supervivencia a largo plazo de algunos animales", sostuvo el especialista Pablo Perovic, del Instituto de Biología de la Altura de la Universidad Nacional de Jujuy. Ocultos pero no a salvo, los animales encuentran alimento y resguardo. Más de 300 especies de pájaros conviven con roedores, murciélagos, armadillos, osos hormigueros, tapires, monos, zorros y grandes felinos, entre ellos el yaguareté (jaguar americano), el felino más grande de América..

"El yaguareté (jaguar) habitaba desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de la Patagonia argentina, pero su distribución se redujo en un 85%, y hoy en día se encuentra en peligro de extinción debido a la agricultura, la ganadería y la caza", explicó Perovic. El último desmonte se llevó a cabo a comienzos de julio en la porción salteña de la selva por una empresa española cuya identidad no se conoce. El 80% de las tierras pertenece a privados, el resto pertenece a aborígenes o al estado. Menos del 10% está protegido en reservas o parques nacionales.

La firma azucarera y papelera Ledesma y la agricola Caissa presionan a las autoridades provinciales por más autorizaciones, apenas una formalidad ya que las talas se efectúan en terrenos privados. Por el momento los desmontes continúan en Salta y están suspendidos en Tucumán.

La comunidad kolla, conformada por unas 3.000 personas y arraigada a la selva desde hace 6.000 años, había advertido, sin suerte, que las obras del gasoducto Norandino provocarían deslizamientos de tierra, y por consiguiente, roturas en el gasoducto. Según expertos de Greenpeace, los desmontes pueden llegar a generar un impacto hambiental 1.500 veces superior al del gasoducto. Los expertos señalan que a la selva pedemontana le quedan no más de 5 años de vida: una suerte de moratoria que frene esa destrucción final y anunciada y permita planificar un mejor uso del terreno en esa regián parece tan razonable como urgente.

Vencimiento 2008.

La acción de "pelar" la selva ( talar y quemar lo que queda sobre la superficie) para colocar un monocultivo de soja o poroto, está dandole un golpe mortal a las Yungas. Los datos desde el sector cientifico son cada vez más alarmantes. Un informe de la Fundación ProYungas alertó meses atrás sobre está situación. Estas advertencias fueron constatadas varias veces en el área de las selvas por Greenpeace.

Greenpeace, ProYungas y la Fundación Vida Silvestre Argentina presentaron una prpuesta conocida como "Moratoria a la Transformación (a monocultivos) de la selva pedemontana de las Yungas", que emite la siguiente recomendación: "Se solicita en forma urgente a la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable y a los Sres. gobernadores de Salta y Jujuy detener por un período de dos años toda actividad de transformación (desmonte) a tierra agricola de la selva pedemontana de las Yungas, debido al carácter irreversible del impacto que provoca esta transformación, que al promedio actual indica una alta probabilidad de extinción de este ambiente".

Según Emiliano Ezcurra, responsable del área de biodiversidad de Greenpeace Argentina, "si no se hace nada, en cinco años hay que reimprimir todos los libros de la geografía argentina: habrá una selva que no existirá mas".

Solamente el número de especies amenazadas de la flora de las Yungas alcanzan las 78. De las 15 especies de mamíferos de Argentina que se encuentran en peligro, 5 de ellas pertenecen a las Yungas y 7 de las 8 especies de félinos del país viven allí. Además el potencial genético de la mayoría de las especies que habitan la zona permanece aún desconocido.





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