La situación general del empleo de las mujeres no ha evolucionado mucho desde 2001. La proporción de mujeres que ocupan puestos profesionales aumentó sólo un 0,7% entre 1996 y 1999, y 2000 y 2002; y la proporción de mujeres en puestos de dirección, en unos 60 países, osciló entre un 20 y un 40%.

 

17/10/2004
Derechos Humanos-Trabajo
Mujeres en el mercado laboral

Actualmente, el número de mujeres que ingresa al mercado laboral mundial es el más alto de toda la historia, sin embargo, también tienen las tasas de desempleo más elevadas, salarios más bajos que los hombres y, a su vez, representan el 60% de los 550 millones de trabajadores pobres.

Aproximadamente el 60% de los 550 millones de trabajadores pobres en el mundo son mujeres, según muestra un informe de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). A su vez, el documento señala que las mujeres emplean el doble o una proporción mayor de su tiempo en labores no remuneradas, en comparación con los hombres, y cultivan el 65% de los alimentos del mundo.

Ellas representan la mayoría de los trabajadores a tiempo parcial y del sector informal y tienen una tasa de desempleo mayor que el sector masculino, aunque este último dato registra importantes variaciones por región. De acuerdo con el informe, las mujeres constituyen aproximadamente un 40% de todos los trabajadores del mundo y su tasa de participación aumenta de manera constante.

El mayor incremento de las últimas dos décadas se registró en América del Sur (del 26% al 45%), mientras que las tasas más bajas se reportaron en África del Norte y Asia occidental, donde sólo una tercera parte son económicamente activas.
Desigualdades

Según un análisis del empleo de las mujeres, Global Employment Trends for Women 2004, nunca han trabajado tantas mujeres como hoy en día. En 2003, 1.100 millones de los 2.800 millones de trabajadores del mundo, esto es el 40%, eran mujeres, lo que representa un aumento en todo el mundo de casi 200 millones de mujeres con empleo en los últimos 10 años.

Sin embargo, el crecimiento explosivo de la fuerza de trabajo femenina no se ha visto acompañado de una verdadera emancipación socioeconómica de la mujer, señala el informe. Tampoco ha dado lugar a una igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor ni a un equilibrio de prestaciones que equipararía a las mujeres con los hombres en casi todas las ocupaciones. "En resumen, la verdadera igualdad en el mundo del trabajo está todavía fuera del alcance", añade el informe.

El estudio mostró que, si bien la diferencia entre el número de hombres y mujeres en la fuerza de trabajo (la suma de los desempleados y de los empleados) ha disminuido en todas las regiones del mundo desde 1993, esta disminución varía enormemente. En las economías de transición y Asia Oriental, en donde hay 91 y 83 trabajadoras respectivamente por cada 100 hombres, la diferencia prácticamente ha desaparecido, mientras que en otras regiones del mundo como en Oriente Medio, África del Norte y Asia Meridional, hay sólo 40 mujeres económicamente activas por cada 100 hombres, según el documento.

Por otra parte, OIT señala que el desempleo de las mujeres en 2003 fue ligeramente superior al de los hombres en todo el mundo (6,4% para las mujeres y 6,1% para los hombres), de forma que 77,8 millones de mujeres que estaban dispuestas a trabajar y buscaban trabajo se quedaron sin empleo. Sólo en Asia Oriental y África Subsahariana la tasa regional de desempleo de los hombres superó a la de las mujeres, con un 3,7% de desempleo masculino en Asia Oriental frente a un 2,7% de desempleo femenino, y un 11,8% de desempleo masculino en África Subsahariana frente a un 9,6% de desempleo femenino.

En América Latina y el Caribe, la tasa de desempleo femenino fue de un 10,1% frente a una tasa del 6,7% para los hombres, mientras que en Oriente Medio y África del Norte la tasa de desempleo femenino del 16,5% fue 6 puntos porcentuales superior a la de los hombres. Para los jóvenes en general, pero sobre todo para las jóvenes de 15 a 24 años resultó incluso más difícil encontrar un trabajo, elevándose el número de mujeres jóvenes desempleadas involuntariamente en todo el mundo a 35,8 millones.

El informe señala que, en los países en desarrollo, las mujeres simplemente no pueden permitirse el lujo de no trabajar y, por consiguiente, las bajas tasas de desempleo ocultan el problema. La dificultad para las mujeres de estos países no reside en obtener un empleo -tienen que aceptar cualquier trabajo disponible y suelen acabar en el sector informal como en la agricultura con ninguna o pocas prestaciones de la seguridad social y un alto grado de vulnerabilidad- sino en obtener un empleo decente y productivo.

A esto hay que agregar que, de los 550 millones de trabajadores pobres del mundo (personas incapaces de superar ellos mismos y sus familias el umbral de 1 dólar al día para vivir), 330 millones, o sea el 60%, eran mujeres, señala el informe. Si a los 330 millones de trabajadoras pobres se suman los 77,8 millones de desempleadas significa que se tienen que crear como mínimo 400 millones de empleos decentes para que las mujeres pobres y desempleadas puedan superar la pobreza.

"A menos que se resuelva el problema de las trabajadoras pobres creando oportunidades de empleo para ayudarles a obtener un trabajo productivo y remunerado en condiciones de libertad, seguridad y dignidad humana (dando así a las mujeres la oportunidad de superar por sí mismas la pobreza) no se logrará el Objetivo de Desarrollo para el Milenio de reducir la pobreza a la mitad para 2015 en la mayor parte de las regiones del mundo", señala el informe.

El informe también revela que las mujeres suelen ganar menos que los hombres. En las seis ocupaciones examinadas, las mujeres siguen ganando menos de lo que ganan sus homólogos masculinos, incluso en ocupaciones "típicamente femeninas" como en la enfermería y la enseñanza.

"Sólo se pueden crear suficientes empleos decentes para las mujeres si los responsables de la formulación de políticas sitúan al empleo en el centro mismo de las políticas económicas y sociales y reconocen que las mujeres se enfrentan a problemas más importantes en el lugar de trabajo que los hombres", dice Juan Somavía, Director General de OIT. "Al aumentar los ingresos y oportunidades de las mujeres se contribuye a que familias enteras salgan de la pobreza y al progreso económico y social", agregó Somavía.

Participación

La situación general del empleo de las mujeres no ha evolucionado mucho desde 2001. La proporción de mujeres que ocupan puestos profesionales aumentó sólo un 0,7% entre 1996 y 1999, y 2000 y 2002; y la proporción de mujeres en puestos de dirección, en unos 60 países, osciló entre un 20 y un 40%. Estos datos muestran que las mujeres están, a todas luces, insuficientemente representadas en los puestos de dirección en relación con su proporción total en el empleo.

En política, la proporción de representantes mujeres en los parlamentos nacionales sigue siendo baja, aunque aumentó de un 13% a un 15,2% entre 1992 y 2003. Sin embargo, en la actualización se indica que últimamente ha aumentado el número de mujeres en puestos del gobierno que tradicionalmente ocupaban los hombres, tales como asuntos exteriores, finanzas y defensa.

La proporción más elevada de mujeres en puestos profesionales en 2000-2002 se registró en Europa Oriental y en la Comunidad de Estados Independientes, en gran parte debido a las políticas que se vienen aplicando desde hace tiempo a favor de las madres trabajadoras. La proporción de mujeres en puestos profesionales en países de Asia Meridional y Oriente Medio fue significativamente inferior situándose en torno a un 30% o incluso menos, según el informe, debido a las opiniones de la sociedad en lo que respecta a la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y a que las mujeres dan prioridad a las responsabilidades familiares.




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