Perú-Derechos del niño Jugando a ser mineros En Perú, más de 50 mil niños y niñas trabajan en la actividad minera artesanal, una de las peores formas de trabajo infantil. Estos niños y niñas emprenden sus actividades a los seis años. Además, los niños trabajadores realizan las mismas actividades laborales que los adultos. Una estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que, en Perú, más de 50 mil niños y niñas se ven obligados a realizar tareas en la actividad minera debido, entre otras causas, a la pobreza reinante en el país. Entre las causas, la OIT destaca los ingresos familiares insuficientes, falta de políticas estatales, escaso acceso al sistema educativo y una percepción positiva del trabajo infantil, entendido como experiencia formativa. Rocío Valencia, responsable del Programa para la Prevención y Eliminación del Trabajo Infantil en la Minería Artesanal de Oro, afirmó que de no lograrse los objetivos del programa, la pobreza continuará reproduciéndose en la nación. A su vez, agregó que por tratarse de una actividad de alto riesgo, a las consecuencias habituales del trabajo infantil (pobreza, profundización de las desigualdades en el acceso a la educación y la salud) se suman las graves consecuencias que padece el organismo de los niños y niñas por la contaminación y el inusual esfuerzo físico. Las tareas Los niños que trabajan en socavones deben realizar un trabajo sumamente arduo, en ocasiones pasan hasta dos semanas encerrados en ellos; comen y duermen en la bocamina y trabajan durante las 24 horas, con intervalos breves de descanso. Para realizar sus tareas utilizan herramientas como cinceles, combas o barrenos, cuya utilización requiere gran esfuerzo y no están diseñados para niños desde el punto de vista ergonómico. La actividad de quimbaletero es otra tarea que requiere gran esfuerzo. El niño dedicado a esta labor comienza su jornada a las 3 de la madrugada y la culmina a las 18 horas. O sea, permanece un promedio de 15 horas encaramado en una viga que atraviesa una gran piedra y que deben mover sin interrupción. Pero este no es el riesgo más importante; el riesgo principal es el contacto con el mercurio metálico, ya que mientras están en contacto con este no cuentan con protección de ningún tipo. Los más pequeños realizan la tarea de rancheros. Los rancheros son los niños y niñas que llevan a las minas los alimentos preparados. Esto significa subir cerros cargando agua y comida a lo largo de recorridos que van hasta los 20 Km (ida y vuelta), y llegan a tomarles hasta siete horas de dura caminata. También existe el trabajo de burrero, el mismo consiste en llevar los burros hasta la bocamina para que carguen con el mineral y lo bajen de regreso. Además, supone alimentar a los animales y cuidarlos. Salarios Los mayores de 15 años, que trabajan por cuenta propia, reciben una remuneración similar a la de los adultos, si trabajan para un "dueño de labor" o para el propietario de un quimbalete. En el primer caso recibirán una lata de mineral por día, y en el segundo, un jornal. En la mayoría de los casos, los niños y niñas trabajan en el cumplimiento de sus responsabilidades familiares. Prevalece una necesidad de trabajar, inculcada culturalmente por los padres para que sus hijos les ayuden a comprar su propia ropa y su material escolar. Por estas tareas los niños no perciben paga alguna. Salud El trabajo en la minería artesanal, realizados sin criterios técnicos ni medidas de seguridad, así como el uso indiscriminado de mercurio originan enfermedades, según estudios realizados por la Dirección Nacional de Salud Ambiental y el Ministerio de Salud. Del estudio se desprende que la atmósfera está contaminada por los gases emanados de la quema de mercurio, lo cual delata la existencia de problemas de calidad del aire para la población. El promedio geométrico de 10,4 microgramos Hg/m3 en el aire rebasa el recomendado, tanto por la Organización Panamericana de la Salud como por la Organización Mundial de la Salud, en las zonas industriales en 24 horas de medición. En el estudio se incluyeron exámenes de laboratorio. Del total de la población examinada, el 61,7% de las muestras presentaba en la sangre un porcentaje de mercurio superior al considerado como normal. En el 39,2% de las muestras de cabello se encontraron cantidades de mercurio superiores a las aceptables. |
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