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Rusia-Medio ambiente Rusia al protocolo El gobierno ruso se comprometió a ratificar el Protocolo de Kyoto, regulador de las emisiones de determinados gases productores de efecto invernadero. Por otra parte, la ratificación de Estados Unidos sigue siendo clave, ya que es el principal emisor de estos gases. El 30 de setiembre, el gobierno ruso dio su respaldo a la ratificación del Protocolo de Kyoto, y próximamente enviará el proyecto de ley correspondiente a la Cámara baja del Parlamento (Duma). La ratificación es casi un hecho ya que la Duma tiene mayoría del partido pro gubernamental, Rusia Unida. El calentamiento global es un hecho, a su vez, también está comprobado que los hielos de la Antártica se están derritiendo ocho veces más rápido que antes. Entonces, la constante emisión de gases de efecto invernadero puede provocar efectos inesperados sobre el clima del planeta, como el aumento de su temperatura. En 1997, en la ciudad japonesa de Kyoto, se nació el Protocolo de Kyoto, en él se estableció que los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases en un promedio de 5% entren los años 2008 y 2012. Para que cumplir con el Protocolo sea obligatorio, los países industrializados que lo ratifiquen deben reunir el 55% de los gases de efecto invernadero emitidos en el mundo en 1990. Hasta la fecha el acuerdo fue firmado por 122 países, pero estos sólo alcanzan el 44% de las emisiones. El resto de las emisiones son aportadas por países industrializados como Australia, Rusia y Estados Unidos, los que desde su lanzamiento se han negado a ratificar el Protocolo de Kyoto. Dicha negativa anula el proyecto. Por lo tanto, el anuncio de que Rusia ratificaría el acuerdo es clave, ya que dicho país emana 17% de las emisiones totales. Vladimir Putin, presidente de Rusia, tomó la decisión pese a la oposición de su asesor económico, Andréi Ilariónov, quien advirtió que si el Protocolo entra en vigor Rusia no podrá cumplir con la meta de duplicar el Producto Bruto Interno (PBI) en los próximos 10 años. Los pros y contras de la ratificación del Protocolo vienen siendo objeto de grandes debates en Rusia. El ministro de Industria y Energía, Viktor Jristenko, señaló en la reunión del Gobierno, que compartía el escepticismo respecto a la ratificación del documento tanto por razones políticas como económicas, a su vez declaró que "el Protocolo de Kyoto supone la creación de un nuevo sector en el mercado global, interesante y prometedor". Jristenko se refería a la venta de derechos de emisiones de gases de efecto invernadero. En 1990 (año base de la contabilidad del Protocolo), Rusia emitía el 17% de los gases de efecto invernadero, y en 1998 había descendido a 7%, con lo que se encontraría en condiciones de vender parte de su cuota a los países que no alcanzasen sus objetivos de control de emisiones. Para Ilariónov existe una relación directa entre la restricción de emisiones y la limitación del crecimiento del PBI, que de cumplirse el Protocolo no será mayor de un 2,5% anual. Distintos grupos ecologistas tomaron con mucha alegría la decisión de Moscú. "Mientras el mundo es azotado por tormentas, inundaciones y sequías, el presidente Putin nos ha conducido a un punto de crucial importancia para la Historia de la humanidad", afirmó la organización ecologista Greenpeace. La organización recordó que pese a que Estados Unidos emite una quinta parte de los gases de efecto invernadero, "la administración Bush se ha negado a apoyar los esfuerzos para combatir el cambio climático", y subraya que las metas del Protocolo no podrán alcanzarse si Washington no lo asume. Entre los principales opositores a la ratificación se encuentra la Academia de Ciencias rusa, que señala que Kyoto "no responde a los intereses de Rusia y sus exigencias tienen un carácter discriminatorio". "Los diputados contrarios al documento tratarán de subrayar precisamente ese carácter discriminatorio y probablemente intentarán introducir condiciones a la ratificación", afirma Rebelión. Según el Protocolo, Rusia se compromete a mantener, desde 2008 a 2012, las emisiones de gases de efecto invernadero en los niveles de 1990, pero algunos especialistas consideran que para 2010 ya los puede haber sobrepasado. Es por esto que sus posibilidades de venta de cuotas puedan desaparecer en un período relativamente corto. Tampoco es seguro que pueda venderla, dicen los opositores, ya que el principal potencial comprador, Estados Unidos, se ha negado a ratificar el documento y la Unión Europea tendrá un mercado interno que dará preferencia a los vendedores que forman parte de ella o que son candidatos a ingresar. |
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