Según datos de la UNICEF, entre los 6,5 millones de niños colombianos que viven en la pobreza, 1,13 millones sufren de miseria absoluta.

 

30/04/2003
Pobreza infantil
La América de los pequeños jornaleros

Casi 2 millones de niñas y niños de 5 a 17 años trabajan en países de América Central, afirma una investigación realizada por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil. Entretanto, en Colombia, uno de cada siete niños (más de 1,5 millones) no reciben remuneración alguna por el trabajo que desempeñan.

Hay 1.939.389 niñas y niñas de 5 a 17 años que trabajan en Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, según reveló el informe realizado por el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC, por sus siglas en inglés), cuyos resultados fueron divulgados por InterPress Third World News Agency (IPS). Esos trabajadores infantiles constituyen el 16,2% de los casi 12 millones de niñas y niños de América Central en esa franja etaria. Todos estos niños y niñas deben soportar grandes dificultades para continuar con sus estudios. El principal sector en que trabajan es la agricultura (donde además de cumplir largas jornadas laborales y cargar pesos excesivos están expuestos a tóxicos pesticidas), seguida por el comercio, los servicios y la manufactura.
 
”Lo que les estamos haciendo a los niños de América Central lesiona su presente y afectará muchísimo su futuro”, dijo a IPS la investigadora María Luisa Rodríguez, del Programa de Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), un programa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Casi la mitad de la infancia trabajadora del istmo fue registrada en Guatemala (937.530 niños), y el país con menor incidencia cuantitativa del fenómeno fue Belice (8.582). Mientras en Belice 18% de los trabajadores de 5 a 14 años no asisten a centros educativos, en Guatemala, 41% de los niños no va a la escuela.

Según la ONG Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica (Codehuca), la situación de los niños trabajadores refleja las precarias condiciones sociales del istmo, agravadas tras el fin de guerras civiles y otros conflictos armados. De acuerdo a Daniel Camacho, coordinador general de Codehuca, el trabajo infantil es una muestra más de la constante violación de los derechos económicos, sociales y culturales en la región.

La investigación forma parte del Programa de Información Estadística y Seguimiento en Materia de Trabajo Infantil, y los resultados definitivos para América Central se publicarán en 2004.

Colombia tras el ejemplo del istmo

En Colombia la situación no es más auspiciosa. De acuerdo a datos revelados por la encuesta de Trabajo Infantil en Colombia realizada en 2001 por el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), el 13,2% de un total de 11,3 millones de niños colombianos son explotados laboralmente. Uno de cada siete (más de 1,5 millones) -en edades que oscilan entre los 5 y 17 años- no reciben remuneración alguna por el trabajo que desempeñan. Entretanto, los que reciben un pago no ganan ni la cuarta parte del salario mínimo oficial (11,58 dólares). Entre los 11,3 millones, existen 1,1 millones de menores que no asisten a la escuela, 184 mil están buscando trabajo y 8 millones se ocupan de las tareas del hogar. Más del 25% hacen trabajos considerados de alto riesgo.

Según la encuesta la mayoría de los niños trabajan para ayudar económicamente a su núcleo familiar. Sólo el 30% de los menores trabaja porque “le gusta”. El 60% tiene jornadas laborales de menos de 24 horas por semana; el 23%, entre 25 y 48. Alrededor de 235 mil niños (el 15%) trabaja más de 48 horas semanales. Según datos de la UNICEF, entre los 6,5 millones de niños colombianos que viven en la pobreza, 1,13 millones sufren de miseria absoluta.

En Colombia, mientras sólo 2,1 millones de infantes tienen la oportunidad de dedicarse al estudio, 1,1 millones de niños están marginados del sistema escolar. De estos, el 41% dijo que no iba al colegio porque sus padres no tenían dinero, mientras que el 20% señaló que la razón principal para no asistir a la escuela era que no le gustaba el estudio.

En los últimos años, el gobierno de Colombia viene trabajando mano a mano con el Programa de Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) y la Organización Internacional de Trabajo (OIT) para disminuir la vinculación de niños al mercado laboral.

Una de las estrategias realizadas en los últimos años por el gobierno de Colombia, el IPEC y la OIT consiste en otorgar un reconocimiento económico anual al municipio con mayor desarrollo en políticas para la erradicación del trabajo infantil.

Convenio 182

En 1999, los estados miembro de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que son la gran mayoría de los miembros de Naciones Unidas, firmaron el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil cuya meta sería liberar a cientos de millones de menores de la esclavitud y de la servidumbre por deudas, la prostitución y la pornografía, el trabajo peligroso y el reclutamiento forzoso.

El Convenio 182, que se aplica a toda persona menor de 18 años, exige "medidas inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil con carácter de urgencia. Según el convenio, los estados ratificantes deberían "elaborar y poner en práctica programas de acción" para eliminar, como medida prioritaria, las peores formas de trabajo infantil y "establecer o designar mecanismos apropiados" para vigilar la aplicación del Convenio, previa consulta con las organizaciones de empleadores y trabajadores. Además, los ratificantes deberían "prestar asistencia para librar a los niños de las peores formas de trabajo infantil y asegurar su rehabilitación; asegurar a todos los niños que hayan sido librados de las peores formas de trabajo infantil el acceso a la enseñanza básica gratuita o a la formación profesional; identificar a los niños que están particularmente expuestos a riesgos; y tener en cuenta la situación particular de las niñas". Recomienda, asimismo, que las peores formas de trabajo sean consideradas delito por parte de los estados ratificantes y que éstos impongan sanciones penales a aquellos que los cometan.

Otra visión: el trabajo infantil combate la pobreza

La visión de muchos sindicatos y organizaciones no gubernamentales es que los gobiernos, si bien han “declarado” mucho, hasta el momento han hecho poco y nada para atacar el problema global. Se alzan voces señalando que el impacto publicitario de la tópica (sobre todo en lo referente a la prostitución, la esclavitud y el tráfico) parecería en neto contraste con la práctica efectiva. Más aún, este impacto publicitario impediría que se profundice en las raíces del problema, que son invariablemente económicas. Generar conciencia sobre el trabajo infantil también requiere generar conciencia sobre los factores que contribuyen a su existencia; para atacar las causas fundamentales es necesario lidiar con aspectos económicos, influencias culturales y tradicionales, posibilidades de acceso a la escuela, etcétera.

Si los problemas subyacentes no son tomados en cuenta, en lo inmediato el hecho de sólo arrancar al niño de su lugar de trabajo y mantenerlo en la escuela podría hacer más daño que provecho. En un congreso sostenido en Ciudad de México, en 1998, la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT) enfatizó que para entender la magnitud del problema era importante comprender que los niños y niñas que trabajan contribuyen con un ingreso adicional a su propia supervivencia, así como la de sus familias. Agregó que, si el trabajo infantil fuera completa e inmediatamente eliminado, la pobreza empeoraría en aquellas familias con menores ingresos, profundizando la miseria y la marginación. Una ley de prohibición del trabajo infantil severa, que no ofrezca una solución alternativa (planificación familiar, pago económico o en bienes por asistir a la escuela) podría perjudicar aún más la precaria existencia de los niños. El CLAT propuso vincular los esfuerzos para erradicar el trabajo infantil con la lucha en pos de trabajos decentes, salarios justos, educación de calidad y entrenamiento profesional efectivo.





Instituto del Tercer Mundo - Guía del Mundo
Juan D. Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Phone: ++598 (2) 419 6192; Fax: ++598 (2) 411 9222

mail: guiatmchasque.net