Pueblos indígenas-Laos Guerra contra la droga Según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos, durante más de una década, el gobierno de Laos ha instrumentado un programa para desalojar a los pueblos indígenas de sus hogares ancestrales en las montañas y trasladarlos a las tierras bajas del país. Durante más de una década, el gobierno de Laos ha venido instrumentando un programa para desalojar a los pueblos indígenas de sus tierras ancestrales en las montañas y trasladarlos a zonas de tierras bajas, según un informe sobre derechos humanos publicado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El informe destaca que durante 2003, el gobierno de Laos "aceleró esfuerzos" para reubicar agricultores de las tierras altas en zonas bajas, "de conformidad con el plan del gobierno de poner fin a la producción de opio en 2005 y a la agricultura de tala, roza y quema en 2010". El programa de reasentamiento llevado a cabo por el gobierno supone una reestructura completa de la sociedad rural en el país. Varios centenares de poblados, muchos de ellos de pueblos indígenas, fueron trasladados desde las montañas hacia zonas bajas. Los programas se basan en el ofrecimiento de servicios, por parte del gobierno, como carreteras, escuelas y atención médica a una serie de "puntos focales" en las áreas bajas y "alienta" a los pobladores a trasladarse. Por su parte, el informe estadounidense denuncia que "los funcionarios distritales y provinciales utilizan la persuasión y, en algunos casos, las órdenes verbales para alentar a los pobladores a reubicarse, especialmente en las provincias del norte". El documento señala que el resultado de la reubicación fue que en algunos distritos los trabajadores reubicados se vieron expuestos a condiciones de mayor pobreza, hambre, desnutrición, susceptibilidad a enfermedades y aumento de las tasas de mortalidad. Sin embargo, según señala World Rainforest Movement (WRM), en el norte de Laos, gran parte de la reubicación se realiza con el apoyo del gobierno estadounidense, en nombre de su "guerra contra la droga". Desde 1989, Washington ha entregado 38 millones de dólares al gobierno de Laos para actividades que ayuden al control y lucha contra las drogas. Gran parte de los pobladores del norte de Laos producen opio como cultivo comercial. La venta de opio es con frecuencia la única fuente de ingresos para comprar alimentos y medicamentos. Pese a que el país es el tercer productor de opio a nivel mundial, su producción es mucho menor que la de Afganistán y Birmanía, y su exportación es muy baja. Aunque se terminara totalmente con la producción de opio del país, esto no tendría impacto alguno sobre la disponibilidad de heroína en Estados Unidos o Europa, señala WRM. La "guerra contra la droga" en Laos se inició en 1989 con un "proyecto de desarrollo integrado laosiano-estadounidense" en la provincia de Houa Phan en el noreste de Laos. El proyecto apuntaba a reducir el cultivo de opio e incluía la construcción de carreteras e infraestructura de irrigación, para proporcionar formas de sustento alternativas a los productores y opio. Este proyecto estuvo envuelto en acusaciones de corrupción, problemas de mala construcción de infraestructura y percibido como un enorme derroche. Una carretera construida en el marco de este proyecto debió ser reconstruida en 2003 a un costo de 500 millones de dólares. Pese a los problemas, Washington ha ampliado su asistencia anti-drogas a proyectos en las provincias de Phonsaly y Luang Prabang. Otros gobiernos, entre ellos Alemania, se han unido a estas actividades con proyectos integrados de desarrollo o desintoxicación en áreas de cultivo de opio. En un intento por cumplir con el plazo establecido para la erradicación del opio en 2005, funcionarios del ámbito provincial y distrital han comenzado a instrumentar medidas draconianas para eliminar el cultivo del opio. Han enviado al ejército, brigadas de jóvenes, grupos de estudiantes y al Sindicato de Mujeres a las áreas de cultivo de opio para cortar las plantas de amapola. Como resultado de esto, muchas comunidades de las tierras altas se han visto obligadas a presenciar la destrucción de su único cultivo comercial, sin recibir ayuda para buscar alternativas a la producción de opio. El programa en conjunto de las autoridades laosianas y estadounidenses contra la droga hasta el momento no ha ayudado a reducir el número de plantaciones de opio en el país. En 2003, según el Departamento de Estado estadounidense, la potencialidad de producción de opio era de 200 toneladas, cifra que superó un 11% la producción del año anterior. El gobierno de Laos espera obtener más financiación para sus actividades contra la droga. Ha solicitado formalmente un préstamo de 10 millones de dólares al Banco Mundial para un proyecto que sería instrumentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). Según WRM, "a través del mecanismo de erradicación del opio y del «desarrollo», el gobierno de Laos, con el respaldo complaciente de Estados Unidos y otros gobiernos del Norte, está entregando tierras pertenecientes a los pueblos indígenas para su madereo, para convertirlas en plantaciones industriales de árboles, inundarlas para crear represas hidroeléctricas, excavarlas para la extracción de minerales o declararlas «protegidas» en nombre de la conservación de la naturaleza". "Con su apoyo a los programas de reasentamiento del gobierno de Laos la guerra de Washington contra la droga empobrece a miles de personas, promueve el deterioro cultural y refuerza el poder de los elementos represivos en el gobierno, que ya han demostrado ser contrarios a las necesidades, derechos y sistemas de sustento de las minorías étnicas del país". |
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