El ataque encabezado por Washington contra Irak, bajo la consigna de acabar con el terrorismo, demostró que la campaña antiterrorista del presidente George W. Bush era una excusa para debilitar a los países musulmanes. Esto derivó en un gran alza de reclutamiento en las organizaciones terroristas y trajo un nivel sin precedentes de inseguridad a, prácticamente a cada región del mundo. El candidato presidencial estadounidense, el demócrata John Kerry, acusó a la administración Bush de "crear terroristas donde no había ninguno".
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17/03/2004
Guerra de Irak-Internacional
¿Qué pasa en Irak?
Distintos partidarios de Estados Unidos y sus aliados en la guerra contra Irak, calificaron el retiro de las tropas españolas, previsto por el presidente recientemente electo José Luis Rodríguez Zapatero, como un triunfo importante para los terroristas. También manifestaron preocupación ante el incentivo que pueda representar para los terroristas la acción tomada por España, intimidando a otras naciones.
Partidarios de la guerra anglo-estadounidense contra Irak
han manifestado preocupación por las consecuencias que
acarrearía el retiro de las tropas españolas del
territorio iraquí. El regreso a casa de los soldados españoles,
previsto por el presidente electo español José Luis
Rodríguez Zapatero, fue calificado como un triunfo importante
para los terroristas y, como un retroceso importante en la guerra
contra el terrorismo. A su vez, manifestaron su preocupación
por que la acción de España incentive a los terroristas
a perpetrar atentados en otras naciones para intimidarlas.
Según Salim Lone, del The
Globe and Mail, la realidad manifiesta todo lo contrario.
Es la guerra de Irak en sí misma la que está significando
un gran triunfo para los terroristas; el retiro de las tropas
españolas no tiene nada que ver con la "incompetencia
de esta alianza contra el terrorismo", aseguró Lone.
Subrayó que la entrega del poder, por parte de los aliados,
a una comisión internacional le haría un gran favor
a la lucha contra el terrorismo.
Para Lone la legitimidad de la lucha se está viendo seriamente
comprometida por la guerra de Irak, y ha despertado marcados sentimientos
anti-occidentales, en especial anti-Estados Unidos, en los musulmanes
de todo el planeta, por lo que reafirma que una campaña
activa de lucha contra el terrorismo sin la ayuda de la ONU no
puede tener éxito.
El ataque encabezado por Washington contra Irak, bajo la consigna
de acabar con el terrorismo, demostró que la campaña
antiterrorista del presidente George W. Bush era una excusa para
debilitar a los países musulmanes. Esto derivó en
un gran alza de reclutamiento en las organizaciones terroristas,
acarreando un nivel de inseguridad sin precedentes prácticamente
en cada región del mundo. El candidato presidencial estadounidense,
el demócrata John Kerry, acusó a la administración
Bush de "crear terroristas donde no había ninguno".
La ocupación, que ya lleva más de un año,
pese al despliegue abrumador de fuerzas no ha logrado alcanzar
ninguna de las metas importantes, salvo la captura de Saddam Hussein
y el asesinato de sus hijos.
Luego de puesta en marcha la primera Constitución interina,
tratando de alcanzar éxito político en Irak, se
le pronostica corta vida. Todos los sectores expresaron reparos
sobre algunas de las cláusulas que se consiguieron por
consenso entre los representantes de todas las etnias y partidos
políticos que ocupan las 25 bancas del gobierno provisional.
El máximo líder shiíta anunció de
inmediato que buscará modificarla, incluso antes de que
la fuerza de ocupación traspase el poder a un nuevo gobierno
iraquí el 30 de junio.
El primero en estampar su firma en la nueva Constitución
fue el presidente de turno en el Consejo de Gobierno, el líder
shiíta Mohamad Bahr el Ulum, que calificó el acto
como "un momento histórico y crucial en la historia
de Irak". "Es la primera experiencia constitucional
que garantiza los derechos políticos de todos los iraquíes",
agregó. Condenó los atentados suicidas perpetrados
por "las fuerzas del mal", especialmente los llevados
a cabo en Kerbala y Bagdad, que costaron la vida a más
de 170 fieles shiítas.
Las palabras de Bahr el Ulum fueron acalladas por el Ayatollah
Ali Sistani, máximo líder religioso shiíta,
quien había dado libertad a los políticos de su
sector para que firmaran, o no, la Constituciónibre. Ali
Sistani dijo ayer que la nueva ley "pone obstáculos
para arribar a una Constitución permanente para el país".
Y aclaró que se reservan el derecho a ir a elecciones,
ganarlas (son mayoría) y llamar a un referéndum
para una nueva Constitución a su gusto: un Estado teocrático
como el que los ayatollah instalaron en Irán.
No parece haber gran emoción ni expectativa por parte de
los ciudadanos iraquíes en lo que a la firma de la nueva
Constitución se refiere. "Es que todo esto es un negocio
de políticos que nadie eligió ni nadie va a elegir.
Nosotros tenemos otros problemas. La seguridad, los atentados,
todas las calles rotas y sucias, no hay trabajos. Eso es lo que
tienen que resolver ahora. Después habrá tiempo
para pensar en la Constitución", declaró Muhammad
al-Nazzal, mientras bebía té oscuro.
Con la victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
en España, las cosas se han tornado un poco más
complicadas para Estados Unidos. De hecho, varios analistas se
inclinan a que es poco el tiempo que le queda a la administración
Bush para modificar sus metas en Irak y buscar ayuda internacional
para manejar mejor la situación.
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