El secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Jaime
Solares, coincidió en que el acuerdo para trasladar eventualmente
al Congreso a otra ciudad forma parte de planes golpistas de los
seguidores de Sánchez de Lozada. El ex presidente socialdemócrata,
Jaime Paz Zamora, consideró inoportuno e improcedente el
acuerdo parlamentario, que según dijo, atenta contra la
unidad nacional, a tiempo de señalar que el pueblo paceño
garantiza el funcionamiento del Congreso.
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02/02/2004
Bolivia-Crisis parlamentaria
Los primeros cien de Mesa
El presidente boliviano, Carlos Mesa, está enfrentando las primeras dificultades políticas con un aparente resurgimiento de los partidos tradicionales que, al parecer, buscan desestabilizar su gobierno, y con las polémicas decisiones económicas anunciadas.
El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, tras cumplir el 29 de enero
sus primeros 100 días en el gobierno, al que llegó
en medio de una rebelión social que obligó a renunciar
a su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, enfrenta los
problemas con un alto nivel de respaldo de la ciudadanía,
según las encuestas.
Con ese aval, el pasado 29 el jefe de Estado emitió un
mensaje televisivo para dar garantías al parlamento para
que funcione en La Paz, y con el fin de desalentar corrientes
que propugnan el cierre de ese poder del Estado. Dicha intervención
se debió a la crisis política desatada por un acuerdo
legislativo impuesto por partidos ligados a Sánchez de
Lozada, para trasladar, en caso de necesidad, las sesiones congresales
a otra ciudad.
La medida provocó advertencias de organizaciones sociales
de cerrar el parlamento si sigue demostrando ineficiencia y respuestas
contrarias a las demandas ciudadanas de cambio, rasgos que han
devaluado severamente la imagen pública del premier. Igualmente,
la propuesta fue precedida por una denuncia, sin pruebas, del
presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, sobre un supuesto
plan de un grupo armado clandestino para tomar el Parlamento militarmente
y propiciar una asonada, versión que según el alcalde
de La Paz, Juan del Granado, preparaba el terreno para la polémica
decisión.
La medida, también fue rechazada por las organizaciones
populares y por los alcaldes de La Paz y del municipio vecino
de El Alto. José Luis Paredes, alcalde de El Alto, en los
últimos días, durante una asamblea de instituciones
de la ciudad, condenó la decisión y exigió
la renuncia de Vaca Diez.
El foro acusó al titular del Congreso de buscar la desintegración
de Bolivia, en alusión a la exacerbación de los
regionalismos practicada por el pasado gobierno, que dio lugar
a reclamos de la capital histórica, la sureña ciudad
de Sucre, para que el parlamento retornara a esa urbe.
La sede del Legislativo fue trasladada a La Paz tras una guerra
civil en el siglo XIX. El alcalde Del Granado dijo que el pacto
parlamentario busca evitar un juicio de responsabilidades contra
Sánchez de Lozada, sobre quien la Suprema Corte pidió
una decisión al Congreso esta semana, e impedir el control
social que la población capitalina ejerce sobre los legisladores.
En vez de cambiar de sede, los parlamentarios deben cambiar de
actitud y desterrar prácticas antidemocráticas,
señaló. Por su parte, el alcalde de El Alto acusó
a Vaca Diez de participar en un proceso sedicioso contra Mesa,
quien dijo también que la suerte de su administración
está ligada a la vigencia del Congreso.
El secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Jaime
Solares, coincidió en que el acuerdo para trasladar eventualmente
el Congreso a otra ciudad forma parte de planes golpistas de los
seguidores de Sánchez de Lozada. El ex presidente socialdemócrata,
Jaime Paz Zamora, consideró inoportuno e improcedente el
acuerdo parlamentario que, según dijo, atenta contra la
unidad nacional, al tiempo que señaló que el pueblo
paceño garantiza el funcionamiento del Congreso.
Paz Zamora desautorizó tácitamente así a
los legisladores de su partido, el Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria (MIR), que votaron a favor del eventual cambio
de sede, incluyendo al propio Vaca Diez, quien dejó abierta
la posibilidad de revisar el acuerdo. También rechazó
la decisión legislativa el diputado Hugo San Martín,
disidente del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido
de Sánchez de Lozada.
San Martín argumentó que la determinación
constituye una maniobra política para sumir en una crisis
y empantanar al Congreso, cuando está a punto de nombrar
jueces electorales y tratar la aprobación de un juicio
de responsabilidades contra el ex gobernante.
La designación de los magistrados es indispensable para
la celebración de un referéndum sobre el resistido
proyecto de exportación de gas y de la elección
de una asamblea constituyente, puntos claves del proceso democratizador
del presidente Mesa. El sindicalista Solares apuntó que
el Congreso será cercado y cerrado por el pueblo, aún
en el caso de que se traslade a otra ciudad, si no atiende las
demandas sociales y legisla contra el modelo económico
neoliberal y a favor de los bolivianos.
En el ámbito económico, el inminente anuncio de
medidas de austeridad y de reducción del déficit
fiscal, reclamados desde el anterior régimen por el Fondo
Monetario Internacional (FMI), contra la grave crisis reinante,
concentra gran expectativa y motiva las advertencias sociales
contra decisiones que afecten a la mayoría.
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