Desde 1995, la presencia y acción de militares y grupos
paramilitares en las comunidades indígenas chiapanecas
han provocado que poblaciones enteras abandonen sus lugares de
origen y vivan en campamentos improvisados, donde se les hace
cada vez más difícil subsistir.
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07/01/2004
Desplazados
Tras una década del levantamiento zapatista (1° de enero 1994-2004), miles de familias se han visto obligadas a dejar sus hogares y sus pueblos, debido a diferencias políticas y religiosas, más de 10 mil indígenas permanecen, hoy en día, en calidad de desplazados.
Hay actualmente unos 10 mil desplazados por la violencia política
y religiosa en el estado de Chiapas (México). Generalmente,
el movimiento forzado de miles de indígenas, se debe a
las acciones del Ejército Federal, que invade sus tierras
instalando en ellas campamentos militares, y a la violencia de
los paramilitares que en reiteradas ocasiones saquean y queman
sus pertenencias.
Desde 1995, la presencia y acción de militares y grupos
paramilitares en las comunidades indígenas chiapanecas
han provocado que poblaciones enteras abandonen sus lugares de
origen y vivan en campamentos improvisados, donde se les hace
cada vez más difícil subsistir.
Después de la masacre de 45 personas por grupos paramilitares
el 22 de diciembre de 1997, en el municipio de Chenalhó,
varias familias de distintas comunidades abandonaron sus casas
y sus tierras por miedo a que les sucediera lo mismo. Unos 8 mil
desplazados se instalaron en 8 campamentos en la comunidad de
Polhó, donde han permanecido hasta hoy por temor a ser
agredidos por los paramilitares que siguen ocupando sus tierras.
Estas comunidades tenían como principal actividad productiva
la agricultura: cultivos de alimentos básicos (maíz,
fríjol, calabaza, etc.), así como el cultivo de
café destinado a la venta. Al abandonar sus comunidades,
los refugiados perdieron todo su patrimonio y posibilidades de
producir sus alimentos, sobreviven gracias a la ayuda solidaria
nacional e internacional. La posibilidad de una hambruna generalizada
se hace cada día más real.
La situación en la que viven los 8 mil desplazados de Polhó
es de extrema pobreza. Viven en casas de madera con techos de
lámina, con sistema higiénico santario prácticamente
inexsistente, donde la desnutrición, las infecciones intestinales,
respiratorias y urinarias, las diarreas o la parasitosis amenazan
con una situación dramática.
Los niños no asisten a la escuela ya que la mayoría
de ellos no cuenta con actas de nacimiento y demás documento
escolares, que se perdieron en la huida de sus hogares. Su dieta
se basa en frijoles, huevos, verduras y a veces frutas, alimentación
que en ocasiones combinan con carne de animales de corral, como
gallinas o cerdos.
El comisionado para la atención de comunidades en conflicto,
Juan González Esponda, señala que en toda la geografía
el gobierno tiene ubicadas al menos 10.231 personas desplazadas
de sus lugares de origen; tan sólo 60% de ellas se encuentran
refugiadas en el municipio autónomo zapatista de Polhó.
En una entrevista con Argenpress,
González Esponda señala que cuando asumió
su cargo, en diciembre de 2000, había más de 14
mil desplazados en Chiapas, y el gobierno de Chiapas a logrado
el retorno o reubicación de al menos 3.900 personas.
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