Según ONUSIDA, en los países en vías de desarrollo, donde se encuentran 95% de las personas con SIDA, sólo 5% pudo tener acceso al tratamiento médico necesario en 2002. Esto convierte el problema del acceso a los tratamientos del SIDA en algo más que una preocupación médica. Es, más bien, un tema social, económico, moral y político.

 

16/12/2003
SIDA
¿Economía versus salud?

Más alla del problema que representa el SIDA para la salud de los infectados, se destacan la discriminación y estigmatización de las que éstos son víctimas. A su vez, la falta de recursos para acceder a los tratamientos médicos necesarios hacen que convivir con la enfermedad sea un infierno.

A nivel mundial, desde su aparición en 1983 el VIH/SIDA se ha cobrado más de 20 millones de vidas. Vivir con la enfermedad no es fácil, tanto por el estigma que genera el contexto social en quien la padece como por la falta de recursos para obtener los cuidados médicos necesarios. En muchos casos, debido a la ignorancia, las personas infectadas por el VIH/SIDA pueden ser rechazadas por los servicios de salud, perder sus trabajos e inclusive a su familia y amigos que temen ser infectados por el simple hecho de estar en contacto con ellos.

El temor de los enfermos al rechazo determina que varios mantengan su enfermedad en secreto y, por ende, que no reciban la atención médica, sicológica y el apoyo anímico necesario para afrontar la enfermedad. Según ONUSIDA, en los países en vías de desarrollo, donde se encuentran 95% de las personas con VIH/SIDA, sólo 5% de las mismas pudo tener acceso al tratamiento médico necesario en 2002.

La enfermedad afecta distintos ámbitos de la vida de un país. En los países más afectados, la enfermedad está reduciendo drásticamente la esperanza de vida y el potencial económico, además de aumentar la vulnerabilidad de las generaciones futuras, ya que provoca millones de huérfanos y deja tambaleando las estructuras de la sociedad.

Acceso a los médicamentos

En 1996 se creó un "cóctel de medicamentos" que ayudó a que los enfermos de VIH/SIDA dejaran de sentirse "condenados a muerte". La combinación de dos o tres nuevos fármacos antirretrovirales (ARV) logra detener la reproducción del virus, aunque no es una cura.

El acceso a estos tratamientos prolonga y normaliza la vida del enfermo y disminuye el riesgo de infecciones. La poca distribución de estos medicamentos y la disciplina necesaria para tomar distintas combinaciones de entre 15 y 20 pastillas por día a horarios fijos complican su aplicación. Sin embargo, el obstáculo más grande sigue siendo su precio.

El elvado precio -actualmente alrededor de los 10 mil dólares un año de terapia- es moralmente injustificable, denunció Nathan Ford, de la organización Médicos Sin Fronteras (MSF). La mayoría de las investigaciones que probaban la eficacia de los medicamentos antrretrovirales fueron realizadas por el National Institute of Health de los Estados Unidos. Sin embargo, la compañía farmacéutica Glaxo Wellcome, luego de haber adquirido la patente de la zidovudina (base de los cócteles), empezó a comercializar el medicamento desde 1987 como uno de los más caros nunca vendidos.

Las diferencias entre las perspectivas de vida de las personas con SIDA en los países desarrollados y las que viven en los países del tercer mundo convierten el problema del acceso a los tratamientos del SIDA en algo más que una preocupación médica. Es, más bien, un tema social, económico, moral y político.

Según Pierre Chirac, de MSF, el acceso a la asistencia sanitaria y el progreso de la medicina como derecho humano es un reto que el SIDA plantea a la humanidad en su conjunto. Para Chirac ya no resulta moralmente aceptable que se discuta si deberían o no proporcionar antirretrovirales a todos los enfermos, ahora la preocupación debería centrarse en cómo conseguirlos en el período de tiempo más breve.





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