Economía-América Latina Se necesita invertir La deplorable situación económica de la mayoría de los países de América Latina tiene a los "diseñadores" de las políticas económicas en una encrucijada, sin saber hacía dónde dirigirse. Lo que necesita Latinoamérica es claro: más inversiones, el problema es de dónde sacarlas. David de Ferranti, vicepresidente del Banco Mundial (BM), declaró en la presentación del último informe de la institución: "Desigualdad en América Latina: ¿Rompiéndo con la Historia?", el pasado 8 de octubre, que América Latina y el Caribe son unas de las regiones del mundo con mayor desigualdad en la distribución de los ingresos. A su vez agregó que debido esta desigualdad la reducción de la pobreza y complica el ya lento proceso de desarrollo. Las cifras son elocuentes, la décima parte más rica de la población de América Latina y el Caribe recibe 48% de los ingresos totales, mientras que la décima parte más pobre sólo recibe el 1,6%. En los países industrializados, o del Primer Mundo, la media que recibe la décima parte más rica es de 29,1%, mientras que la décima parte más pobre recibe la de 2,5%. La distribución latinoamericana de los ingresos es también notoriamente más desigual que Asia y Europa del Este. En el área de la educación, el informe advertía que en México la media por persona, en la quinta parte más pobre de la población, es de 3,5 años de escolarización por persona, mientras que la media de la quinta parte más rica de la población alcanza los 11,6 años de escolarización. El equipo de investigación del BM presentó datos de 20 países basados en encuestas puerta a puerta que cubrían a 3,6 millones de personas, y repasó extensos estudios sobre desigualdad en América Latina. El informe señala cuatro áreas de acción para reducir la desigualdad: -Construir instituciones políticas y sociales más abiertas que permitan a los pobres y a los grupos históricamente subordinados, como los descendientes de africanos y los pueblos indígenas, obtener participación en la sociedad. -Asegurar que las instituciones y políticas económicas busquen mayor igualdad, a través de una gestión económica seria y una resolución equitativa y eficiente de las crisis, que evite las grandes redistribuciones regresivas durante las mismas, y que permita ahorrar en las épocas buenas. -Aumentar el acceso de los pobres a servicios públicos de alta calidad, especialmente la educación, la sanidad, el agua y la electricidad, así como el acceso de la gente pobre necesaria para hacer productivas las zonas de cultivo. -Reformar los programas de transferencia de ingresos de modo que alcancen a las familias más pobres, incluyendo medidas que tengan como condición el mantener a los niños en la escuela y acudir a los servicios de salud, así como mejorar su capacidad de conseguir ingresos de por vida. Gullermo Perry, economista jefe del BM para América Latina y el Caribe, y coautor del estudio, insistía que, para ayudar a los pobres, las instituciones públicas de la región deben estar verdaderamente abiertas, transparentes, democráticas, participativas y fuertes. Se precisan soluciones Dos décadas de reformas económicas no han frenado el avance de la pobreza en América Latina, observa el estudio. Resolver la desigualdad no es simplemente crear puestos de trabajo, cosa que los estados podrían hacer. Esta solución se ha intentado y ha fallado, dice el informe, que plantea la necesidad de puestos de trabajo productivos y nuevos negocios que creen riqueza. Si bien el informe subraya que la regulación excesiva sofoca la actividad productiva y que los gobiernos son responsables de no ocuparse de ello, declara su desacuerdo en eliminar las regulaciones gubernamentales, y señala que éstas deben ser menores de las que actualmente hay en la mayoría de los países, especialmente en los pobres. Se requieren inversiones extranjeras Según el BM se necesitan medidas que estimulen la inversión. La demanda de inversión externa en América Latina y el Caribe ha venido cayendo vertiginosamente en los últimos años. De acuerdo al informe, la caída de la inversión se debe a una cantidad de factores globales, entre ellos, la contracción del producto bruto interno, las crisis financieras, las devaluaciones y las incertidumbres políticas en algunos de los países de la región. Para este año el informe advierte que podría registrarse una lenta mejora. En 2002, el mayor receptor de inversión extranjera fue Brasil, con una inversión extranjera de 17.000 millones de dólares, 5.000 millones menos que en 2001. La inversión en México se desplomó hasta los 14.000 millones de dólares desde los 25.000 millones del año anterior. En Argentina, los 1.000 millones de dólares de inversión fueron sólo 10% de la media anual de inversiones recibidas durante la década de 1992-2001. El informe también considera que la rápida liberalización en América Latina, junto con la creciente dependencia de la afluencia de capital exterior, ha costado un alto precio en términos de cambio estructural y avance tecnológico. Según "Desigualdad en América Latina: ¿Rompiéndo con la Historia?", varios países han sufrido una "desindustrialización prematura", marcada por la reducción del trabajo y el ocaso del crecimiento. |
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