Hambre ¿Cuántos la padecen? Pese a que nunca antes en la historia de la humanidad se han producido tantos alimentos como en el presente, aún 840 millones de personas siguen padeciendo de forma crónica hambre y subnutrición, entre ellas, 799 millones viven en los países en desarrollo. Hoy en día, 840 millones de personas padecen de forma crónica hambre y subnutrición. En los últimos 8 años, la cifra ha bajado sólo en 2 millones; a este ritmo, el objetivo de la Cumbre Mundial sobre Alimentación de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre y subnutrición para el año 2015, se lograría en 2115, con 100 años de retraso. La ONU busca dar un nuevo impulso a las metas fijadas por los líderes internacionales. Las estimaciones más recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) muestran que la situación es alarmante, particularmente en India, donde 233 millones de personas padecen de hambre; en África subsahariana, 196 millones; en la región de Asia y el Pacífico, 156 millones; en China, 119 millones; en Medio Oriente y África del Norte, 40 millones; y en América Latina y el Caribe, 55 millones. El último estudio de la FAO sobre seguridad alimentaria, afirma que la malnutrición cobra cada año millones de vidas; entre ellas, de 6 millones de niños menores de edad. También el acceso insuficiente a los alimentos tiene contra la pared a países como Burundi, Rwanda, Mozambique y Sierra Leona, donde la esperanza de vida es de 40 años en promedio, frente al mínimo de 70 años de vida que registran las 24 naciones más desarrolladas del mundo. De cada 7 niños que nacen en los países donde el hambre es moneda corriente, uno morirá antes de cumplir los cinco años, mientras que millones de niños en edad preescolar sufrirán retrasos en su crecimiento debido a la falta de nutrientes en su dieta, una tasa que llega al 48% en África oriental y al 39% en Asia meridional. En la mayor parte de los países en desarrollo la pobreza es la causa principal del hambre, aunque también contribuyen los conflictos armados y las catástrofes naturales, ya que entre el 5% y 10% de las crisis alimenticias pueden atribuirse a sequías e inundaciones, conflictos bélicos, agitaciones políticas, sociales y económicas. Para el director general de la FAO, Jacques Diouf, lo que se necesita es la voluntad política de combatir las causas profundas del hambre en todas sus manifestaciones. Las naciones deben convertir los compromisos verbales de combatir el hambre en programas prácticos, insitió Diouf. Alimentos transgénicos: ¿fin del hambre? A la vez, la FAO demanda acceso a recursos, tecnología y condiciones comerciales más justas, partiendo de que la pérdida anual de ingresos en los países en desarrollo por falta de acceso al mercado rebasa los 100.000 millones de dólares. La industria biotecnológica estadounidense, que emplea actualmente a140.000 personas, encuentra en los organismos genéticamente modificados la respuesta a los problemas de alimentación a nivel mundial. Recientemente, el Consejo británico de Bioética de Nuffield concluyó que los organismos genéticamente modificados guardan el potencial para mejorar los cultivos, reducir costos de producción y mejorar estándares de vida de los más pobres. Sin embargo, dada la incertidumbre que existe sobre la inocuidad de los transgénicos, el mercado de los cultivos es todavía limitado fuera de países como Estados Unidos y Australia. Jacques Diouf, opina que la biotecnología es una opción a considerar, pero insiste en que no es la solución; la responsabilidad recae en cada uno de los gobiernos y sus pueblos, quienes deben asumir como máxima prioridad la lucha contra el hambre. Las bases están, ¿qué falta? Según EduAlter, red de recursos para la educación online, medidos globalmente hay suficientes alimentos para todos. Considerando la población mundial de cereales, hay suficientes para proporcionar a todos proteinas suficientes y más de 3.000 calorías al día, aproximadamente el consumo de calorías del europeo medio. Sólo 44% de la tierra potencialmente cultivable es realmente cultivada, debido a que la tierra es considerada, más como inversión que como recurso alimentario. Además, las mejores tierras de los países en desarrollo son dedicadas a los cultivos de exportación. Para aumentar la producción se incita al uso de nuevas tecnologías que benefician a los que ya tienen tierra. Los que más necesitan las mejoras no cuentan con los medios económicos para introducirlas, por lo tanto, no sólo es importante la producción sino también la distribución. |
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