Economía El G-22 impone sus reglas de juego El grupo de países en desarrollo llamado G-22, que se enfrentó con los países del norte rico en la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada este mes en Cancún. El hecho más destacable de la Conferencia Ministerial de la OMC fue la creación del G-22 conformado, entre otros, por Brasil, Argentina, Egipto, India, China y Sudáfrica, quienes unieron fuerzas para defender los intereses de los países en desarrollo en las negociaciones multilaterales sobre comercio. El G-22 exigió en bloque a los países industrializados que redujeran la protección a la agricultura, lo que, junto con otros pedidos rechazados por las naciones ricas, impidió a la postre que se alcanzaran acuerdos. A fines de 2004 vence el plazo para que los países miembros de la OMC pongan en marcha una serie de acuerdos que deberían beneficiar a los países en desarrollo. Entre esos acuerdos se encuentra la disminución de más de 300.000 millones de dólares anuales a los subsidios entragados por los gobiernos ricos a sus productores agricolas. Varios analistas sostienen que el fracaso de Cancún puso en duda el cumplimiento de los calendarios de la OMC. Por ello, advierten que en América Latina muchos países optarán por buscar acuerdos regionales y bilaterales, especialmente con Estados Unidos, el mayor importador de la región. Otra consecuencia de la conferencia es que el proyecto de crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), previsto para enero de 2005, podría sufrir retrasos. La falta de acuerdos en Cancún, donde se pretendía avanzar en la llamada agenda de Doha, que pretende beneficiar a los países en desarrollo, fue celebrada con canticos y hasta bailes por activistas sociales presentes en esa cita. Estos grupos otorgaron al G-22 el crédito de haber frenado con decisión y unidad lo que consideran "un abuso de poder de los países desarrollados y las corporaciones internacionales", y le auguraron un futuro promisorio. El Banco Mundial y el FMI alineados con el G-22 Los jefes del Banco Mundial y del FMI se alinearon con el G-22 al urgir al norte rico a abandonar la pretensión de mantener sus elevados subsidios agrícolas. En el primero de dos días de reunión conjunta de ambas instituciones en Dubai, Emiratos Arabes Unidos, el director gerente del FMI, el alemán Horst Kohler, y el presidente del Banco Mundial, el estadounidense James Wolfensohn, apoyaron reclamos del G-22. El fracaso de la Quinta Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún, México, debe ser una llamada de alerta para la comunidad internacional, dijo Kohler. Todos sabemos que el comercio es la fuerza más poderosa del crecimiento económico mundial y del alivio de la pobreza, y es obvio que esa fuerza trabaja mejor cuando se aplica en un contexto multilateral y basado sobre normas, agregó. Lo que se requiere ahora es voluntad política de ambos lados para superar el "impasse" y volver a la mesa de negociaciones tan pronto como sea posible, dijo. El éxito dependerá más que nunca del liderazgo de los grandes países industriales, y la agricultura sigue siendo la clave para desbloquear avances decisivos, alertó. Por su parte, Wolfensohn acusó de contradictorios a los países que predican los beneficios del comercio libre y luego mantienen subsidios y aranceles elevados para productos para los cuales los países pobres tienen ventajas comparativas. El presidente del Banco Mundial manifestó que los países en desarrollo sienten haber hecho esfuerzos importantes para cumplir con su parte de la negociación mundial pero no ven la misma disposición del otro lado. Estamos desilusionados con el resultado de Cancún, dijo el ministro delegado de Burkina Faso, Jean Baptiste Compaore. El 40% de la población de mi país depende del algodón, si el algodón está amenazado, estará en peligro el cumplimiento de las Metas del Milenio, indicó Campaore. Países en desarrollo y activistas sociales han solicitado durante años reformas institucionales en el FMI y el BM. El asunto iba a considerarse el pasado mes de abril en la reunión conjunta de las juntas de gobernadores, en Washington, pero a último momento fue retirado de la agenda. Según Campaore el problema de los organismos internacionales es que los países ricos controlan más del 60% de los votos en las dos instituciones. Estados Unidos tiene poder de veto aun cuando se trate de resoluciones que requieren mayorías especiales. El ministro de finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel, dijo que Cancún no fue un fracaso para los países en desarrollo, ya que se logró comunicar con mucha fuerza que no habra acuerdo si los países en desarrollo no son escuchados. |
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