Latinoamérica y las remesas
Las remesas, el dinero que los inmigrantes trabajadores envían a la familia en su país de origen, se han convertido en una creciente fuente de recursos financieros para Latinoamérica, duplicándose su monto durante los últimos siete años. En 1996, el total de remesas en América Latina era de 10 mil millones de dólares; en 2003, el flujo de remesas rondó los 40 mil millones de dólares, cifra similar al producto bruto interno (PBI) de una economía como la de Ecuador, en otros parámetros, casi 1% del total del PBI de Latinoamérica.
El dinero que los latinoamericanos que emigraron para trabajar
en otros países le envían a sus familias en los
países de origen (remesas), es una de las fuentes de financiamiento
más grandes de la región. Según un estudio
de la Comisión Económica Para América Latina
y el Caribe (CEPAL), el flujo de remesas de 2003 rondó
los 40 mil millones de dólares, cifra equiparable con el
total del PBI de Ecuador y que corresponde al 1% del PBI de los
países latinoamericanos en su conjunto.
Según otros estudios de CEPAL, aproximadamente 20 millones
de latinoamericanos viven y trabajan fuera de sus países
y envían dinero a sus familias. En 2001 la cifra correspondía
al 33% de la inversión extranjera directa atraída
por la región.
A nivel mundial el principal receptor es la India, que en 2001
recibió 10 mil millones de dólares. En segundo lugar
se encuentra México, pero en Latinoamérica se destacaron
ese año República Dominicana (2.000 millones), El
Salvador (1.900 millones), Colombia (1.800 millones), Brasil (1.500
millones) y Ecuador (1.400 millones).
Las remesas tienen un rol importante en las economías latinoamericanas,
las mismas incrementan el ahorro y financian el consumo. Casi
el 60% de las remesas se gasta en alimentos, medicinas y alquiler
de viviendas. El promedio individual de remesas en Latinoamérica
es de entre 200 y 300 dólares mensuales.
En 1996, las remesas enviadas a Centroamérica eran de 1.800
millones de dólares, alcanzando la misma cifra que la ayuda
al desarrollo y superando ampliamente los 1.100 millones de dólares
de la inversión extranjera directa. En 2003, las remesas
hacia esa región totalizaron 3.500 millones de dólares,
superando con creces los 2.100 millones de dólares del
promedio de la ayuda al desarrollo y las inversiones directas.
Según Inter-American Dialogue, las remesas son las responsables
de la estabilidad económica de Centroamérica, son
el factor clave para sostener la dolarización en El Salvador
y la estabilidad cambiaria en Guatemala y Honduras.
Las remesas también son sumamente importantes para el Caribe.
En 1996 los 2.400 mil millones de dólares de las mismas
superaban ampliamente los 700 millones de dólares que llegaron
a esta subregión por inversión extranjera directa
y ayuda oficial al desarrollo.
En 2003, las remesas prácticamente se duplicaron en relación
a 1996, ascendiendo a 4.500 mil millones de dólares. Mucho
si se lo compara con los 500 millones de la ayuda oficial al desarrollo
y los 2.700 mil millones de inversión extranjera directa.
Para América del Sur y México juntos, las remesas
tienen una importancia macroeconómica menor. Para México
las remesas recibidas en 2003 (10.000 millones de dólares)
representaron la mitad del promedio de inversión directa
y de ayuda al desarrollo. Mientras tanto, en América del
Sur, ese mismo año, las remesas representaron un 66% de
las inversiones extranjeras directas y superaron ampliamente los
3.700 millones de dólares que recibió la región
como ayuda al desarrollo.
Según CEPAL, las remesas tienden a ser más estables
que los flujos de capital, caracterizados por su volatilidad,
benefician a las economías locales que no siguen los ciclos
económicos de los momentos de crisis o depresión.
Desde principios de la década de 1980, las cantidades de
dinero enviadas por los emigrantes aumentaron a una tasa promedio
de 12,4% anual. Se calcula que casi 20 millones de latinoamericanos
y caribeños viven fuera de sus países, y estos,
a su vez, envían en promedio, 2 mil dólares anuales
a sus familias.
La mayoría de los inmigrantes latinos se encuentran en
Estados Unidos, España e Italia, gran parte de ellos sin
documentación legal. Se calcula que los mismos tienen un
ingreso promedio cercano a los 26 mil dólares al año.
La ONU ha manifestado en reiteradas ocasiones que las remesas
son una de las "armas más eficaces para combatir la
pobreza en América Latina". A esto le agrega lo que
desde principios de febrero ha repetido el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), que bajar los costos de envíos de
remesas equivaldría a aumentar los flujos netos de capital
Los emigrantes latinoamericanos en Estados Unidos mandan, en promedio,
cada uno, entre 200 y 300 dólares a sus familiares; la
transferencia le cuesta entre 15 y 30 dólares cada vez
que envían dinero. Según el BID, reduciendo las
comisiones y las tasas de cambio de divisas aumentaría
el flujo de dinero en efectivo. De acuerdo a lo manifestado por
el BID y ONU, si se produjeran bajas en los costos de los envíos
significaría “inyectar anualmente 3 mil millones de
dólares adicionales a las economías de la región".
01/03/2004
|