Lavado de dinero: desafío global
El lavado de dinero es un fenómeno mediante el cual dinero y otros bienes, frutos de actividades ilícitas, se vuelcan a la economía legal para poder gozar libremente de sus beneficios. El blanqueo de capitales es un fenómeno internacional que permite a los lavadores eludir la aplicación de normativas muy estrictas en determinados estados, obtener ventajas de los problemas de cooperación judicial internacional y beneficiarse de las deficiencias de la regulación internacional desviando los bienes a países con sistemas más débiles de control y persecución de este delito. Por ello, es la comunidad internacional la que ha reaccionado contra este fenómeno, estableciendo sistemas de prevención por medio de diversos instrumentos. En efecto, un conjunto de iniciativas de organismos internacionales hicieron un aporte fundamental a la prevención del lavado de dinero. Entre otros organismos se encuentran: ONU, OEA y la Unión Europea. Colocación, Ensombrecimiento e Integración. A medida que los sistemas de control y prevención se han ido sofisticando las actividades de lavado también se han ido complejizando. Los procesos de lavado de dinero más usados se dividen en tres etapas: Colocación, Ensombrecimiento e Integración. La colocación consiste en deshacerse materialmente de importantes sumas de dinero en efectivo. Para ello se colocan grandes sumas a través de establecimientos financieros, recurriendo a la economía al pormenor o trasladándolo al extranjero. Mateo Bermejo, de la Organización de Cooperación y Desarrollo, afirma que el 80% de los fondos que provienen del tráfico de drogas en Estados Unidos se depósitan en cuentas bancarias. El ensombrecimiento consiste en ocultar el origen de los productos ilícitos mediante la realización de numerosas transacciones financieras que se amontonan dificultando el descubrimiento del origen de los bienes. El método más utilizado son las transferencias electrónicas de los fondos, sistema que mueve diariamente miles de millones de dólares y que, por ser instantáneo, dificulta el control. La integración es la introducción de los bienes procedentes de actividades ilegales otorgándoles apariencia de legalidad. Los métodos empleados van desde transacciones inmobiliarias hasta la constitución de empresas pantallas en paraísos fiscales y el otorgamiento de créditos simulados a éstas. Vulnerabilidad de los mercados en desarrollo El lavado de dinero es un problema en los principales mercados financieros y centros extraterritoriales del mundo desarrollado; y gravemente erosiona los mercados en desarrollo. Todo país integrado al sistema financiero internacional corre peligro. A medida que los mercados en desarrollo abren sus economías y sectores financieros, llegan a ser progresivamente blancos viables de esta actividad. Los grandes controles de los principales mercados financieros para combatir el lavado hacen que los delincuentes trasladen sus actividades a los mercados en desarrollo. Los efectos negativos del lavado de dinero tienden a magnificarse en estos mercados. Efectos económicos del lavado de dinero Uno de los efectos microeconómicos más graves del lavado de dinero se hace sentir en el sector privado. Generalmente, quienes lo prectican emplean compañías de fachada que mezclan las ganancias de actividades ilícitas con fondos legítimos, para ocultar ingresos mal habidos. En Estados Unidos, por ejemplo, la delincuencia organizada ha utilizado pizzerías para encubrir ganancias procedentes del tráfico de heroína. Estas compañías de fachada tienen acceso a fondos ilícitos considerables, los que les permite subvencionar sus artículos y servicios a niveles por debajo de los precios del mercado. En algunos casos las compañías de fachada pueden ofrecer productos a precios por debajo de los costos de fabricación. Por consiguiente, estas compañías tienen una ventaja competitiva sobre las compañías legítimas que obtienen sus fondos en los mercados de capital. Esto hace que, para las compañías legítimas, sea practicamente imposible competir con la financiación subvencionada de las de fachada, situación que puede tener como resultado que las organizaciones delictivas desplacen negocios en el sector privado. Los principios de administración de las empresas ilícitas no son consecuentes con los principios tradicionales de libre mercado de los negocios legítimos, lo que resulta en más efectos negativos macroeconómicos. Debilitamiento de la integridad de los mercados financieros Las instituciones financieras que dependen de ganancias ilícitas tienen otra tarea difícil en la administración acertada de sus bienes, obligaciones y operaciones. Por ejemplo, grandes sumas de dinero lavado pueden llegar a una institución financiera y luego desaparecer repentinamente, sin aviso, mediante traslados telegráficos ocasionados por factores fuera del mercado, tales como operaciones de aplicación de la ley. Ello puede presentar problemas de liquidez y pánico bancario. De hecho, varias quiebras bancarias en todo el mundo se han atribuido a la actividad delictiva, incluyendo la quiebra del primer banco internet, el Banco de la Unión Europea. Por otra parte, algunas crisis financieras de los años 1990 tenían importantes componentes delictivos, tales como el escándalo de fraude, lavado de dinero y soborno del BCCI, banco de origen pakistaní, y en 1995 el desplome del Banco Barings cuando se desintegró un arriesgado plan de transacciones en derivados que estaban manejados por un agente en una subsidiaria. Pérdida del control de la política económica Michael Camdessus, ex director gerente del Fondo Moneterio Internacional (FMI), ha calculado la magnitud del lavado de dinero entre un 2 y un 5% del producto bruto interno mundial, o aproximadamente 600.000 millones de dólares, por aproximarse a un número. En algunos países en desarrollo es posible que estas ganancias ilícitas dejen en ridículo a los presupuestos gubernamentales, con el resultado de que los gobiernos pierden el control sobre la política económica. De hecho, en algunos casos, la magnitud misma de la base de bienes acumulados gracias a las ganancias del lavado puede emplearse para acaparar el mercado o monopolizar las pequeñas economías. El lavado de dinero también puede afectar adversamente las monedas y las tasas de interés cuando sus practicantes reinvierten los fondos donde sus planes tienen menos posibilidades de ser detectados, en lugar de hacerlo donde la tasa de rendimiento es más alta. El lavado puede acrecentar la amenaza de la inestabilidad monetaria debido a la distribución inadecuada de recursos ocasionada por la distorción artificial de los precios de bienes y productos básicos. En sintésis, el lavado de dinero y el delito financiero pueden tener como resultados cambios inexplicables en la demanda monetaria y mayor inestabilidad de los flujos de capital internacional, las tasas de interés y los tipos de cambio. La naturaleza imposible de predecir de esta actividad, aunada a la inherente pérdida del control de la política, pueden hacer difícil establecer una política económica acertada. Distorsión económica e inestabilidad Los que lavan dinero no están interesados en obtener utilidades de sus inversiones, sino en proteger sus ganancias. Por lo tanto, "invierten" sus fondos en actividades que no necesariamente son rentables para aquel país en el cual los colocan. Además, según el grado de desvío de fondos por el lavado de dinero y el delito financiero, desde inversiones sólidas hacia inversiones de baja calidad para ocultar las ganancias, el crecimiento económico se afectará. En algunos países, por ejemplo, se han financiado industrias completas, como la de la construcción o la hotelera, no en respuesta a una demanda real, sino al interés a corto plazo de los dueños del dinero lavado. Cuando estas industrias ya no les interesan, las abandonan, lo cual genera el desplome de estos sectores y un daño inmenso a las economías que no pueden darse el lujo de sufrir tales pérdidas. Pérdida de rentas públicas El lavado de dinero disminuye los ingresos tributarios gubernamentales y, por lo tanto, perjudica indirectamente a los contribuyentes honrados. También hace más difícil la recaudación de impuestos. Esta pérdida de rentas públicas generalmente significa tasas de impuestos más elevadas que si las ganancias del delito, que no pagan impuestos, fueran legítimas. Los países no pueden darse el lujo de afectar su buen nombre y el de sus instituciones financieras, relacionándose con el lavado de dinero, especialmente en la economía global. La confianza en los mercados y la importante función económica que cumplen las utilidades se erosionan con el lavado de dinero y los delitos financieros, como el lavado de ganancias ilícitas, el fraude financiero generalizado, la especulación bursátil usando indebidamente la información privilegiada, y los desfalcos. La mala reputación que resulta de estas actividades, disminuye las oportunidades mundiales lícitas y el crecimiento sostenible, en tanto que atrae a las organizaciones delictivas internacionales con reputaciones indeseables y metas a corto plazo. El resultado puede ser la disminución del desarrollo y el crecimiento económico. Además, cuando un país adquiere mala reputación financiera es muy difícil borrarla y se requieren una gran cantidad de recursos para solucionar un problema que pudo evitarse tomando las medidas apropiadas contra el lavado de dinero. Costo social Existen grandes costos y riesgos sociales relacionados con el lavado de dinero. Esta actividad es un proceso fundamental para que el delito rinda beneficios. Le permite a los narcotraficantes, los contrabandistas y otros delincuentes ampliar sus operaciones. Ello aumenta el gasto público debido a la necesidad de una mayor actividad de administración de justicia y a los gastos en sistemas de salud (por ejemplo, el tratamiento de la adicción a las drogas) para combatir las graves consecuencias. Entre sus otros efectos socioeconómicos negativos, el lavado de dinero traslada el poder económico del mercado, el gobierno y los ciudadanos a los delincuentes. En resumen, contradice el viejo refrán de que el crimen no paga. Además, la magnitud del poder económico que acumulan los que lavan dinero tiene un efecto corruptor sobre todos los elementos de la sociedad. En casos extremos, puede llevar a una toma del poder legítimamente establecido. En general, el lavado de dinero representa un desafío complejo y dinámico para la comunidad internacional. Ciertamente, la naturaleza global de esta actividad exige normas globales y cooperación internacional para poder reducir la capacidad de los delincuentes para lavar sus ganancias y desarrollar libremente sus actividades delictivas. 06/10/2003 |
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