Sociedad

Irán: Luchas contemporáneas por los derechos femeninos. (Segunda Parte)
Las musulmanas se ven hoy cautivas de una controversia discursiva. Por un lado se las toma como objeto de discusión sobre derechos humanos, por otro se les exige su completa identificación con la cultura en la que están insertas porque se espera que la representen. Esto resulta aun más complejo para las iraníes. Un mínimo gesto de su parte será reinterpretado, convirtiéndolo en un severo y sobredimensionado indicador de lo que quizás no es más ni menos que la aspiración de alcanzar una vida digna.

En las dos últimas elecciones presidenciales, las iraníes jugaron un papel fundamental al apoyar la postulación de Mohammad Jatami a la presidencia de la República Islámica de Irán. Pero no es la primera vez que son protagonistas en la vida política de su país, como se vio en su relación con la Revolución Islámica y en las distintas etapas de desarrollo del estado teocrático de Irán.(ver primera parte de este informe)

Jatami se presentó con una plataforma que prometía posturas más liberales en los temas de la mujer. Las promesas de reforma social se articularon dentro de lo que él mismo dio en llamar la construcción de una "Democracia Islámica" lo que, para las iraníes, resultaba por demás alentador, ya que históricamente se han convertido en objeto de discursos contrapuestos, que resultan en debates internos y externos marcados por términos como "modernización" versus "imperialismo" e "islamismo" versus "secularización".

En este contexto, al posicionarse como sujeto de discurso, las académicas iraníes optan por la cautela y la precisión. "Las palabras deben elegirse de manera cuidadosa dado que el camino a recorrer es muy sensible y hasta peligroso" afirma como ejemplo Farideh Farih, politóloga y autora de Los Estados y las Revoluciones urbanas: Irán y Nicaragua. Y su postura es apoyada por otra académica iraní -la historiadora Shiva Balaghi- quien sostiene además que la visión del "rol apropiado" para las iraníes no es compartida por todas ellas, ya sea dentro del país o en el exilio.

El gobierno de Jatami

Si bien existe en la República Islámica de Irán un presidente y un parlamento -Majlis-, ambos electos por voto secreto y universal de los mayores de15 años, el jefe de estado es un líder espiritual -o faqih-, quien posee un poder indiscutido por el pueblo. Tras la muerte del primer líder de la Revolución Islámica, el ayatollah Jomeini, el nuevo ayatollah, Ali Jamanei, fue electo de por vida por una cúpula, integrada por clérigos ligados a la revolución, reunida de emergencia el 4 de junio de 1989. El poder judicial es manejado por una Corte Suprema, que también se rige según la Sharia' (ley islámica).

Desde ese año, la constitución fue modificada para brindar más potestades al presidente y al parlamento, sin embargo, en la actualidad el presidente tiene una autoridad limitada. La dirección de la rama legislativa y del poder judicial no comparten las visiones de Jatami sobre las reformas sociales.

No obstante, algunas activistas iraníes continúan luchando para obtener más derechos para sí dentro del sistema legal islámico, especialmente en lo relativo a la custodia de sus hijos, derecho que habían adquirido durante la época de la dinastía Palhevi y que les fuera negado luego de la revolución de 1979 (ver primera parte de este informe). Últimamente, además, han venido señalando que el proyecto de ley, de reciente discusión en el Majlis, que promueve la segregación de géneros en el sistema de salud podría amenazar el acceso de las mujeres a estos servicios esenciales.

Durante los últimos seis años, desde que aumentara la representación de los partidarios de las reformas sociales en el quinto Majlis y desde primera elección de Jatami, han ido surgiendo resoluciones contradictorias sobre asuntos femeninos, al tiempo que más personas con diferentes puntos de vista sobre los temas de género tienen creciente acceso a las diversas ramas del gobierno.

De esta forma, si bien se han suavizado algunas de las restricciones impuestas por la República Islámica, coexisten otras reglas contrapuestas. A título de ejemplo: ya no es tan férrea la oposición a la aparición de mujeres sin velo en la cinematografía iraní , pero sí se ha prohibido la publicación de cualquier imagen de mujeres en las tapas de las revistas o periódicos locales, y muchas de las revistas dirigidas por mujeres, permitidas al comienzo del gobierno de Jatami, luego han sido cerradas.

Muchas activistas señalan el carácter interpretativo de la constitución iraní. Como señalara Farhi en un artículo para el n° 13 de Focus, boletín del Centro de Información sobre Derechos Humanos en Asia y el Pacífico ( The contending discourses on women in irán), la constitución vela por los derechos del pueblo, y por lo tanto garantizaría los derechos femeninos, pero supeditados a los estándares islámicos. Para Fahri, esto impone a los derechos de las iraníes el estatus de discutibles y, por lo tanto, determina la existencia de múltiples debates en torno a la interpretación del texto constitucional, como parte de las luchas y conflictos dentro de los procesos políticos del país.

Especialmente, Farhi hace hincapié en la contradicción resultante de estas luchas para la vida de las iraníes. Por ejemplo, las mujeres gozan de igualdad respecto al hombre en lo referente a la actividad política, pero persisten desigualdades en determinadas restricciones civiles, sociales, económicas y de derecho penal que les han sido impuestas.

Las musulmanas y la industrialización

Es debatible, incluso, si es lícito medir con una misma vara lo que para Occidente significan "feminismo", "derechos femeninos" y "reforma", en contraposición con lo que significarían para el Islam. Edward Said, en su libro Orientalismo, afirma que, por los preconceptos de Occidente al intentar analizar la realidad del Islam, y en particular la de las mujeres musulmanas, se les niega su realidad histórica y se percibe a ambos al trasluz de un pasado "de esplendor" y de un presente "invariablemente" decepcionante respecto a este pasado.

En rigor, el discurso feminista tradicional (es decir el de los países industrializados), no parece percibir la existencia de discursos "dentro" de cada cultura que remiten a categorías construídas de "hombre" y "mujer" y al estatus de la mujer. Estos discursos son usualmente controlados por los hombres o favorecen a los hombres. En el caso particular de la lucha ideológica y activista de las mujeres dentro del mundo islámico, esta no deja de tomar en cuenta las interpretaciones coránicas. Como ya se ha dicho, buena parte de la opresión que sufren las mujeres en el mundo islámico no es responsabilidad de las escrituras del Corán sino de sus interpretaciones.

Si tenemos en cuenta que el casi el 95% de los iraníes son musulmanes shiitas y un 4% musulmanes sunnitas, cuando en la mayoría del mundo islámico esa relación se da a la inversa, puede concluírse que existan diferencias de interpretación de la Sharia'en Irán respecto al resto Islam.

Por su parte, activistas musulmanas señalan que los tiempos han cambiado y que analizar los versos coránicos para evaluar su significado "verdadero" u "original" ya no es útil. El acceso de algunas musulmanas a la fuerza de trabajo, además de posibilitarles obtener un ingreso y cierto grado de independencia, ha vuelto obsoleta la naturaleza prescriptiva del testamento islámico. De cara a este cambio, la pregunta recurrente sobre "el lugar de la mujer en el Islam" perdería su relevancia. Las nuevas condiciones económicas y sociales y el desmantelamiento de los tradicionales roles de hombres y mujeres forzarían a reconsiderar la situación.

En ese sentido, la repetida pregunta por el "lugar de la mujer en el Islam", sería desactivada por el cambio histórico. Nuevas condiciones económicas y sociales, la pulverización de los roles tradicionales de hombre y mujer, forzarían a repensar la situación. En último término, esta corriente destaca que el "horror" que manifiestan los musulmanes, tanto mujeres como hombres, frente a la ruptura de la familia producida por los efectos de la industrialización ni siquiera sería patrimonio exclusivo del Islam. Entienden que el ingreso de la mujer al mercado laboral desactiva el patriarcado (y no sólo el islámico) y no la familia, y que esta ruptura se verifica también en Occidente, donde muchos grupos cristianos siguen pidiendo a las mujeres que no abandonen sus hogares y se "olviden" de trabajar.

En resumen, para estas activistas la situación de las mujeres musulmanas debería estudiarse de acuerdo a dos formas: por un lado tomando en cuenta el específico contexto islámico; por otro, en el marco de la industrialización, donde el ingreso de la mujer al mercado laboral ha colaborado a romper con el patriarcado.

Irán en la mira de Occidente; las iraníes una vez más postergadas

"Aun está por verse cómo terminará finalmente de establecerse el estatus de la mujer en la República Islámica de Irán". Esta conclusión del un análisis histórico sobre la situación de la mujer en los últimos años en Irán de Shiva Balaghi para PBS, del año 2000, es aplicable hasta el día de hoy.

En la coyuntura más reciente del país, el intento de definición del "lugar de la mujer musulmana" en Irán se torna aun más complejo, y seguramente por esto se convierta en un tema una vez más postergado, minimizado y confundido (o utilizado por algunos para confundir a la opinión pública).

El pasado 21 de julio, Irán recibió un ultimátum de Naciones Unidas para cooperar con los inspectores de armas nucleares enviados por el organismo, condicionando tal cooperación a promesas de reforzar lazos económicos entre Irán y Europa. Aunque el gobierno iraní insiste en que su programa nuclear es puramente de uso civil, existe una intensa presión de la Unión Europea para que se defina un acuerdo de cooperación " dependiente de la actitud de Irán en cuatro asuntos clave: además de los derechos humanos, la proliferación nuclear, el terrorismo y el proceso de paz en Medio Oriente.

A este respecto, según Farhi, aun existiendo opositores al gobierno de Jatami, el caso de Irán se diferencia del resto del mundo musulmán ya que, más allá de las dificultades internas, los avances hacia la democratización y la consideración de los derechos humanos en el país están dándose poco a poco, gracias a los grandes progresos de Jatami en el terreno diplomático.

En su informe sobre los Derechos Humanos y la Democratización en Irán del año siguiente a la elección de Jatami, Farhi explica lo que se mantiene hasta hoy respecto a que el nuevo presidente y sus partidarios están enfrentados a un dilema real. "Claramente, no desean abandonar su proyecto de inaugurar una sociedad auténticamente iraní tanto a nivel doméstico como internacional. Al mismo tiempo, las fallas en el frente doméstico, ponen en riesgo el gobierno reformista de Jatami como un instrumento efectivo para la agenda de sus detractores. Igualmente, los reformistas aun no han perdido la batalla y el intercambio entre distintas facciones continúa vivo en Irán. Además, la energía desencadenada por la elección de Jatami muy difícilmente pueda doblegarse. De todos modos, los partidarios de Jatami deberán adoptar serias expresiones de preocupación por este tema."

La experta agregó que, en lo que refiere a los opositores a Jatami, deberían recordar que la memoria colectiva iraní no ha sido muy amable con aquellos que han inhibido la aspiración milenaria de los iraníes de terminar con las reglas arbitrarias y finalmente establecer un sistema político respetuoso de los derechos individuales.

Fahri concluye que los conservadores deberán comprender que aun cuando logren hacer de la presidencia de Jatami un caso perdido, de todos modos el será recordado como alguien que dio crédito a la aspiración popular de una sociedad abierta y basada en leyes. Y señala: "los iraníes nunca podrán volver a ser juzgados como una población dócil, siempre a la espera de un héroe o dictador que venga a salvarlos". Con la elección de Jatami, los iraníes dieron muestras claras de sus preferencias en cifras, las que ya no deberían ser ignoradas. Farhi agregó que quienes intentan oponerse a la satisfacción de los deseos populares deben recordar la severidad con que los iraníes ya han juzgado en la historia quienes que impidieron la realización de una sociedad abierta y legislada en el pasado. Por ultimo, la experta recalcó que: " ...en estos tiempos, a diferencia de en el experimento previo de "democracia" de los primeros años de la década de 1950, las fuerzas autoritarias no contarán con un golpe inspirado en Estados Unidos como operación de rescate". (ver primera parte de este informe)

Los hechos de los últimos días confirman que las autoridades iraníes atraviesan un difícil trance; sin embargo Occidente (en particular Estados Unidos y sus "aliados", responsables de generar esta crisis en su afán intervencionista en Medio Oriente), no debería pasar por alto que, en Irán, el patriotismo, e incluso el nacionalismo, son datos esenciales de la mentalidad popular, de la cual las mujeres son parte constitutiva.

01/08/2003



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